En vistas de la aceleración de la inflación y su impacto en la pobreza, el Gobierno analiza la eliminación del IVA en las compras de carnes, lácteos, frutas y verduras con la Tarjeta Alimentar.
El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, deslizó esa posibilidad este domingo al repasar los anuncios recientes destinados a reforzar la asistencia, como el incremento del Repro y la ampliación del subsidio para la compra de alimentos. “En el caso de la Tarjeta Alimentar, estamos apuntando a eliminar el IVA e incentivar la buena nutrición”, dijo a Radio Rivadavia.
Se trata de una medida que los funcionarios vienen estudiando desde principios de año, pero que ahora cobró nuevo impulso en el marco del cierre de actividades por nueve días.
Si bien todavía no hay detalles sobre cómo será su instrumentación, los eventuales cambios impactarían sobre 2,5 millones de familias y 4 millones de niños. Ese es el universo de beneficiarios de la tarjeta desde que el Gobierno efectivizó el viernes pasado la ampliación del subsidio a niños de hasta 14 años y el incremento de los montos.
La eliminación del IVA representa un desafío para Alberto Fernández. En primer lugar, porque en enero de 2020 su gestión decidió no renovar la exención de ese tributo para 13 productos de la canasta básica dispuesta por Mauricio Macri en agosto del 2019 en plena campaña electoral. El objetivo entonces era amortiguar el impacto de la devaluación, pero la inflación cerró ese año en 54%.
La iniciativa en estudio, por otra parte, todavía no cuenta con el visto bueno de otras áreas clave, entre ellas la AFIP y los ministerios de Desarrollo Productivo, a cargo Matías Kulfas, y Economía, la cartera de Martín Guzmán.
“Se viene analizando hace mucho tiempo y no se le encuentra solución, puede que sea necesario, pero también se maneja la cuestión fiscal“, señalaron fuentes oficiales.
Si bien algunos economistas estiman que los ingresos de la soja y el menor crecimiento del gasto dejan un margen fiscal a las cuentas públicas, las presiones sobre el déficit serán mayores en el segundo semestre debido al fin del “viento de cola” impulsado por el boom de las commodities y el impacto de las restricciones.
La Tarjeta Alimentar, por caso, representó el año pasado una partida de más de $95.000 millones. En 2021, el costo fiscal será de $ 216.000 millones. De ese total, $130 millones serán destinados a compras de alimentos frescos, por lo que la quita del IVA sobre estos últimos implicaría un esfuerzo extra de $21.000 millones anuales.
En el Gobierno reconocen que la suba de los precios de los alimentos es preocupante. En los últimos 12 meses, la canasta básica aumentó entre 49% y 51% en abril. En ese escenario, el monto de la tarjeta destinado a quienes perciben la AUH se elevó a $ 6000 para madres con un hijo, $ 9000 para madres con dos hijos y $ 12.000 para tres hijos o más.
La ampliación del beneficio apunta a contener el incremento de la pobreza infantil, que en el conurbano ya llega al 72%. Las autoridades ven un incremento de la demanda en los comedores. En abril de 2020, la asistencia creció de 8 a 11 millones de personas, pero concluida la Fase 1 bajó solo a 10 millones.
”Hay gente de clase media baja que tenía un trabajo y empezó a ir a los comedores a buscar alimentos. Esa gente no se recuperó”, admiten en Desarrollo Social.
DS
Fuente Clarin