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“Por recomendación de mi abogado me abstengo a declarar”, contestó la esposa del presidente Pedro Castillo ante cada pregunta de los miembros de la Comisión de Fiscalización del Congreso, dominada por la oposición derechista.
Lilia Paredes fue citada luego de que un programa dominical de televisión afirmara que su hermana Yenifer y un empresario de la construcción ofrecían obras de saneamiento en un pueblo de Cajamarca, la región del norte de Perú de donde son originarios ella y el presidente Castillo.
Varios legisladores, entre ellos la fujimorista Martha Moyano, trataron de convencerla de que respondiera, pero ella se negó, invocando reiteradamente la recomendación de su abogado, Benji Espinoza, quien estaba sentado a su lado.
“Yo declaré el 8 de julio en la fiscalía, pueden pedir una copia a la fiscalía, ahí están todas las preguntas”, expresó la primera dama de Perú, de 49 años, quien es maestra rural, como su esposo.
El Ministerio Público había citado a Paredes por el mismo caso y ella respondió todas las preguntas del fiscal Jony Peña.
Presión de los congresistas
“Usted está en todo su derecho a guardar silencio, porque es un derecho constitucional, pero sí es importante que la primera dama dé un mensaje a los peruanos”, dijo Moyano, quien invocó a Dios en un intento de persuadirla. Paredes es evangélica y su esposo es católico.
Como se abstenía de responder, un par de legisladores sugirieron terminar la audiencia, pero el presidente de la Comisión del Congreso, el opositor Héctor Ventura, siguió adelante con las preguntas.
Tras la sesión, que duró poco más de una hora, Espinoza defendió el derecho de su clienta a guardar silencio.
“Nadie puede ser obligado a declarar y nadie puede ser inducido a declarar”, dijo el abogado.
El jefe de la Comisión afirmó que Paredes “perfectamente ha usado su derecho a guardar silencio” y se congratuló de que “haya venido a este palacio legislativo”.
En cambio, para el parlamentario opositor radical Jorge Montoya, quien no integra la Comisión de Fiscalización, la negativa a contestar las preguntas fue “una burla al Congreso”.
Fuente Ambito
