Bolsonaro usó el evento como plataforma para convocar a sus seguidores a “salir a las calles por última vez” el 7 de septiembre, fecha en que el año pasado hubo manifestaciones marcadas por consignas antidemocráticas.
La oficialización de Bolsonaro como candidato a las elecciones del 2 de octubre ocurrió en la convención del Partido Liberal (PL) en Rio, cuna política del presidente. Según los organizadores, 12 mil personas siguieron el discurso, aunque había huecos entre el público.
Bolsonaro contra Lula y el Supremo Tribunal Federal
“Convoco a todos ustedes para que el 7 de septiembre vayamos a las calles por última vez”, dijo en tono encendido para atacar como hace habitualmente al Supremo Tribunal Federal (STF). “Esos pocos sordos de capa negra tienen que entender lo qué es la voz del pueblo”, dijo sobre el STF.
“¡Supremo es el pueblo!”, respondieron sus seguidores.
El ultraderechista discursó por más de una hora en el gimnasio Maracanazinho, donde hubo un clima festivo, con sus seguidores vistiendo en su mayoría los colores de la bandera de Brasil, verde y amarillo.
Bolsonaro dijo que pide a Dios “que Brasil nunca experimente los dolores del comunismo”, en una referencia al ex presidente izquierdista Luis Inácio Lula da Silva, a quien, sin nombrarlo acusó de querer cercenarar libertades si regresa al poder en las elecciones de octubre en la que es claro favorito.
El mandatario apeló directamente a los jóvenes brasileños, que en su mayoría, según los sondeos, prefieren a Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT).
“Tenemos que atraer al joven de izquierda para nuestro lado, mostrarle la verdad (..) donde su candidato apoyó a otros por América del Sur, miren la miseria en que están esos países, miren a Venezuela (..) miren para dónde está yendo nuestra Argentina, con 50% próximo de la línea de pobreza”, aseguró el mandatario.
“¡Lula, ladrón, tu lugar es en la prisión!”, bramó la multitud.
Antes del lanzamiento, un asesor próximo de Bolsonaro había dicho a la AFP que el comité de campaña le recomendó enfocarse en una agenda propositiva, centrada en la economía y los esfuerzos del gobierno por disminuir los precios de los combustibles y por reforzar ayudas sociales, y abandonar polémicas como los ataques a las urnas electrónicas.
Sin embargo, además de atacar a la máxima Corte, Bolsonaro citó indirectamente las acusaciones de vulnerabilidad de las urnas electrónicas al asegurar que sus seguidores “no admiten fraude”.
Entre el público, lucían consignas como “Dios, Patria y Familia” y también se vio una bandera del expresidente estadounidense Donald Trump.
Bolsonaro apareció en el escenario con la primera dama, Michelle Bolsonaro, y su candidato a vicepresidente, el general Walter Souza Braga Netto.
Prometió que si es reelecto, mantendrá en 2023 el Auxilio Brasil, principal programa de asistencia social, en 600 reales (unos 110 dólares), valor recientemente incrementado hasta diciembre.
Michelle precedió al presidente con un pequeño discurso en el que dijo orar por su marido y aseguró que Bolsonaro fue el presidente “que más leyes sancionó para la protección de las mujeres”.
La esposa del mandatario fue apuntada por la campaña como una pieza clave para intentar disminuir el rechazo en el electorado femenino y fidelizar el voto de los evangélicos.
El mandatario apareció en el escenario con un chaleco antibalas bajo su camisa. El Gabinete de Seguridad Institucional dispuso un fuerte operativo, con revistas y detectores de metales, luego de episodios de violencia política que vienen agitando la campaña en Brasil.
Un mes antes de las elecciones que ganó en 2018 Bolsonaro fue apuñalado en el estómago durante un mitin.
El comité de campaña del mandatario trabaja para revertir la desventaja en las encuestas respecto a Lula, favorito para la eleccion del 2 de octubre.
El último sondeo de Datafolha de junio mostró a Lula con 47% de intención de voto, seguido por 28% de Bolsonaro. Cerca de Bolsonaro, en tanto, manejan encuestas que muestran al presidente 7 puntos detrás del izquierdista.
Fuente Ambito