Por Lucía Salinas
Carlos Beraldi lo dijo durante el alegato de la defensa y negó que la Vicepresidenta se hubiera reunido con el empresario K. Además, sostuvo que Néstor Kirchner “perdió plata” pidiéndole préstamos a Báez.
“Uno alquilaba y el otro pagaba”, de esa manera definió el abogado Carlos Beraldi los múltiples y millonarios acuerdos comerciales que celebraron Néstor y Cristina Kirchner con el empresario Lázaro Báez, cuya empresa ganó 51 licitaciones viales y que tuvo como único cliente al Estado nacional entre 2003 y 2015. En simultáneo Austral Construcciones, la firma de Báez pagó sólo en concepto de alquileres $ 40 millones a los ex presidentes. Además, permutó un terreno tasado en 14,7 millones de pesos con la Vicepresidenta y compró diez propiedades por U$S 2 millones. “No fueron retornos, fueron negocios privados“, justificó el defensor de Cristina durante la segunda jornada de alegatos de la defensa en el marco del denominado juicio por Vialidad.
La justicia no se centró en el vínculo personal entre Cristina Kichner y Lázaro Báez, sino en la relación comercial que mantuvieron durante más de una década, mientras Austral Construcciones incrementaba el listado de obras viales que ganaba en suelo santacruceño. “Negocios cruzados, confusiones patrimoniales“, fueron algunas de las expresiones que el fiscal Diego Luciani utilizó al referirse a los fondos involucrados en dichos negocios.
En la imputación se sostuvo que, una vez “transferidos los fondos públicos a manos de Lázaro Báez, se inició una etapa posterior en la cual una porción de ese dinero atravesaría el camino inverso en favor de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner pero esta vez en una faceta privada, a través de maniobras de lavado de activos a partir de la actividad hotelera y el alquiler de propiedades”.
Carlos Beraldi, durante la segunda jornada de alegatos de la defensa de la ex presidenta en el juicio por el presunto direccionamiento en la obra pública a favor de Báez, dijo es que esos acuerdos comerciales “no eran retornos, eran contratos de alquiler” y para reafirmar su análisis señaló: “Esas operaciones que son parte de otras causas (Hotesur y Los Sauces) cuentan con un sobreseimiento“, en relación al fallo de dos jueces del Tribunal Oral Federal 5 (TOF 5) que sobreseyó a Cristina y sus hijos, Máximo y Florencia Kirchner, sin realización del juicio oral.
El sobreseimiento fue apelado por el fiscal Diego Velasco ante el TOF 5. Velasco sostuvo en su dictamen que en su sentencia los jueces “no valoraron la existencia de sociedades pantallas para ocultar la procedencia del dinero, ni siquiera han analizado que dichas sociedades compartan accionistas y directores”. Y consideró que los miembros del tribunal “tampoco le dieron entidad a que se ha probado una trazabilidad directa del dinero desde las sociedades controladas por Lázaro Báez que tenían obra pública y los depósitos posteriores a las cuentas de los imputados”.
“Esto suena de ciencia ficción” dijo el abogado de la Vicepresidenta. E insistió con el argumento: “trabajan toda su vida en la política, llegan al gobierno nacional y cuando llegan crean una asociación ilícita para robar plata y la mandan a Santa Cruz, esto es un suicidio político“.
Se refirió así a las operaciones comerciales entre Lázaro Báez y la familia Kirchner, minimizando las mismas. “Acá hablan de retornos cuando son sólo operaciones comerciales, con prestaciones recíprocas, uno alquila y el otro paga un alquiler, uno pide un préstamo y el otro paga los intereses, cómo pueden hablar de retorno”, indicó Beraldi.
La defensa habló de “acuerdos en el ámbito privado” que no representaban ningún hecho delictivo. Se trató, se indicó en etapa de instrucción, de negocios celebrados con la empresa contratista del Estado de forma simultánea con las licitaciones que iba ganando el grupo económico.
Otro dato: durante doce años Austral Construcciones tuvo como único cliente al Estado nacional, fueron los contratos viales su principal fuente de ingreso. De esa misma caja, Lázaro Báez pagaba mes a mes diversos acuerdos comerciales de locación de propiedades como de complejos hoteleros a la familia Kirchner.
Por ejemplo, en diciembre de 2007 Austral Construcciones realizó un préstamo a los ex presidentes de 8.329.596,60 pesos. Esos fondos permitieron concretar la adquisición de Hotesur, dueña del hotel Alto Calafate en febrero de 2008. Hacia mayo del mismo año, firmaron un contrato de locación con Valle Mitre (propiedad de Báez).
El abogado defensor dijo que Néstor Kirchner “perdió plata” porque pagó muchos intereses a Báez y terminó pagando “más de 12 millones de pesos”.
Desde 2009 a julio de 2013, el empresario condenado por lavado de dinero, pagó a la ex presidenta $ 27.592.110, a través de Valle Mitre, por la explotación del hotel Alto Calafate, la hostería Las Dunas (que originalmente perteneció a Lázaro Báez y la vendió a los Kirchner para después alquilarlo) y La Aldea de El Chaltén, que se construyó sobre un terreno a nombre del dueño del Grupo Austral.
El alquiler del Alto Calafate incluyó otro valor significativo: entre 2010 y 2011 el 50% de lo facturado por el complejo turístico fue gracias a seis empresas de Báez que alquilaron habitaciones y el salón de conferencias del lugar. Una misma caja. Abonó más $ 6.829.240 hasta 2013, después pagó $ 2.937.672.
A esos acuerdos, que para la defensa sólo fueron negocios del ámbito privado, se debe sumar el alquiler de habitaciones por parte de siete empresas del Grupo Austral garantizando ingresos por $ 11 millones.
¿De dónde provenían los ingresos de Valle Mitre y de las demás empresas? de Austral Construcciones. La compañía que recibía contratos viales, proporcionaba dinero a las demás empresas del Grupo, y después estas “emitían cheques a favor de los hoteles de Cristina Kirchner“, sostuvo la fiscalía. Hubo créditos internos de la constructora por 71 millones de pesos, y Kank y Costilla -otra firma del Grupo Báez- también aportó casi 1.8 millón de pesos.
Al respecto Beraldi dijo: “Efectivamente empresas de Báez alquilaron dos complejos, no fue gerenciamiento ni explotación, fue sólo un alquiler y se pagaba un canon y todo está en los contratos”. A su justificación añadió: “Está el local, está el hotel y se alquiló y todo se pagó de forma bancarizada, todo fue a valor de mercado”.
En esa dinámica de “uno alquilaba y otro pagaba”, también se firmaron alquileres con la inmobiliaria de Los Sauces. Primero el Grupo construyó unidades de departamentos y después, Lázaro Báez se convirtió en inquilino garantizando ingresos por 12,3 millones de pesos a favor de los Kirchner.
Así fue que sólo en concepto de contratos de locación tanto a favor de Los Sauces como de Hotesur, Lázaro Báez pagó con fondos de Austral Construcciones $ 39.892.110 a la familia Kirchner.
Sobre estos números Beraldi indicó: “No son retornos, sólo operaciones comerciales” y añadió que “todos los pagos fueron bancarizados” y también dijo que en algunas transacciones los Kirchner recibieron “menos dinero” a lo que calificó como un “retorno al revés”.
Este tramo del alegato lo concluyó con un planteo más político: “Esto es todo, las relaciones comerciales, fueron legítimas y fueron sobreseídas y no dieron ganancias a la familia Kirchner, lo que pasa es que los actos de corrupción es la mácula con la que se combate a los líderes populares. No me voy a meter en temas políticos, pero es siempre lo mismo aquí y en la región”.
Fuente Clarin