Por Matías Moreno
El expresidente reunió a referentes radicales y de la fuerza de Carrió en su casa para analizar el futuro económico y el escenario electoral; hoy encabezó una recorrida por San Nicolás
Juntos por el Cambio (JxC) atraviesa semanas agitadas. A las tensiones que provoca en Pro la disputa electoral por las candidaturas de 2023 y la pulseada por la identidad del espacio se sumaron la cruzada de Facundo Manes para revisar las deudas de la gestión de Mauricio Macri y las luchas de poder en la UCR por la estrategia del año próximo. En ese rompecabezas se inserta la vuelta al centro de escena del expresidente, quien se alista para lanzar el 24 de octubre su nuevo libro, Para qué, con un evento en La Rural, y pretende afianzarse en el rol de mentor ideológico de la coalición opositora. Construye esa figura e intenta fijar el rumbo y los lineamientos de JxC, mientras mantiene la incógnita sobre su futuro. Deja entrever que no tiene deseos, pero no descarta la chance de volver a competir.
De hecho, Macri volvió hoy a moverse como candidato en la provincia de Buenos Aires. Estuvo en San Nicolás, junto al intendente, Manuel Passaglia; con Cristian Ritondo, aspirante a gobernador, y con el diputado provincial Alex Campbell, cercano a María Eugenia Vidal.
Mientras sus aliados le piden que ordene la interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich -su indefinición electoral los mantiene en vilo-, el expresidente y cofundador de Cambiemos junto con Elisa Carrió y Ernesto Sanz se dedica por estas horas a estrechar lazos con los socios de Pro en el conglomerado opositor. Inquieto por la escalada inflacionaria y la aceleración de la crisis, Macri reactivó los contactos reservados con radicales afines a su cosmovisión y representantes de la Coalición Cívica para armonizar la interna en JxC.
Su objetivo, afirman quienes hablaron con el exmandatario en estos días, es empujar un debate sobre las reglas de juego para consolidar el espacio y concordar los ejes centrales de la propuesta que le hará la fuerza la sociedad en 2023 (machaca con que defiende “valores e ideas”, como la necesidad de bajar el déficit fiscal). Por caso, el miércoles a la noche, mientras Larreta revelaba en una entrevista con LN+ que está en pareja con Milagros Maylin, una funcionaria de la Ciudad, el fundador de Pro organizó una cena en su casa de Acassuso con el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés; uno de los referentes nacionales de la UCR, Rodrigo de Loredo, quien aspira a competir por la sucesión de Juan Schiaretti en Córdoba, y el economista Martín Tetaz, otra espada de Evolución Radical, la fuerza de Martín Lousteau. También asistieron dos emisarios de Carrió: Juan Manuel López, jefe de bloque de la CC en Diputados, y Paula Oliveto, una de las dirigentes más cercanas a Lilita. En el cónclave reservado Macri estuvo acompañado por Fernando de Andreis y Hernán Lombardi. La semana pasada, el expresidente se había visto con el mandatario radical de Rodolfo Suárez. E invitó a Gerardo Morales (Jujuy) al lanzamiento de su libro. El jefe de la UCR ya confirmó que irá.
Quienes frecuentan a Macri afirman que apuesta a bajar las tensiones frente a la gravedad de la crisis. “Hay que afianzar vínculos personales y políticos”, remarca uno de sus leales. Es el mismo pedido que le viene haciendo Carrió a sus socios: fomentar los encuentros para “amigar” a JxC. Anoche, en la entrevista con LN+, el fundador de Pro se quejó de los “ruidos” que generan en el espacio los “egos e individualismo” y sugirió “pelear por las ideas y no por la propia”.
A lo largo de la conversación en Acassuso, los jefes opositores evaluaron con preocupación el panorama económico, social y político. Frente a la profundidad de la crisis, Macri y sus invitados debatieron sobre la necesidad de acordar una hoja de ruta para un eventual regreso al poder. “La pelota está de nuestra cancha. Ya sabemos qué hacer. Ahora hay que definir cómo lo hacemos, de qué forma y en qué tiempos”, comentó uno de los comensales. Durante la velada también discutieron sobre los errores en el manejo de la economía de Macri y coincidieron en que la situación podría agravarse durante los próximos meses. Y hubo críticas a la gestión de Sergio Massa: “Solo busca ganar tiempo y el principal problema (la inflación) se agrava”, señaló uno de los dirigentes.
En el entorno de Macri son más duros con el ministro de Economía. “Es un desastre lo que está haciendo. Y está quemando todo para ganar tiempo”, afirmó un allegado al expresidente.
A la vez, durante la cena en la casa de Macri, los jefes opositores analizaron el escenario más temido para Juntos por el Cambio: la posibilidad de que el Gobierno avance con la suspensión de las PASO, la herramienta que se volvió vital para la coalición para dirimir sus diferencias internas en pleno proceso de renovación de liderazgos. Hay quienes sospechan de un eventual adelantamiento electoral en caso de que el conflicto social se acentúe por la crisis. Macri y el resto de los comensales, según fuentes al tanto de la charla, compartieron la idea de que la oposición debe redoblar los esfuerzos para evitar que el oficialismo consiga los votos en el Congreso. El expresidente insistió en que la “competencia” es un buen principio para JxC. Y evaluaron alternativas frente a una eventual eliminación de las PASO, como organizar interna abierta.
Con De Loredo entre los invitados -a quien Macri le dedica cada vez más “guiños” internos-, debatieron sobre el armado de la coalición opositora en Córdoba, donde no hay primarias. Repite que “nadie puede sacar los pies del plato” de JxC y que el fuego amigo resta adhesiones. “Cada vez que agreden a alguien de la coalición pierden votos. Tenemos que competir con altura y no descalificar al otro”, insistió Macri anoche.
Horas antes de la cumbre en Acassuso, el expresidente había recibido a Bullrich. Cerca de Macri consideran que la pulseada entre Larreta y la exministra está más equilibrada que hace un tiempo. E insisten en que Vidal puede entrar en la pelea por la Casa Rosada: “No está lejos de los dos y falta tiempo. María Eugenia está expectante”, analizan. Ese guiño es un mensaje interno de Macri a sus herederos