Por Carlos Ruckauf*
Quienes aman y quienes odian a CFK y los principales analistas políticos de nuestro país,están persuadidos de que la líder del kirchnerismo, se apresta a competir,nuevamente, por la primera magistratura.
Unos, porque la sienten la única capaz de garantizar las ideas que sustentan y otros porque desean su destrucción.
Su frase “ voy a hacer lo que tenga que hacer” “para devolverles la alegría a los trabajadores”,en el acto de la UOM,es interpretada como una decisión en el sentido indicado.
Sin embargo, los movimientos estratégicos de CFK, y de su hijo, están indicando algo muy distinto.
Si ella quisiera ser candidata no buscaría eliminar las PASO,las usaría para enfrentar y derrotar, abrumadoramente, al Presidente de la República en ejercicio ,lo que la convertiría,automáticamente,en una noticia nacional e internacional.
Su objetivo no es el Gobierno,sino el Poder. Y de paso permitir que la oposición “se haga los rulos”.
Como cuando en 2019 también la creían “la única candidata posible” y Mauricio Macri la soñaba como “la enemiga perfecta''. Hasta que el 18 de mayo ungió a Alberto Fernandez.
Pretende ser la única que tenga la tan mentada”lapicera”,decidir sobre las listas de legisladores nacionales, con la única competencia de los gobernadores y repetir la maniobra de hace tres años: nominar una fórmula nacional suficientemente competitiva como para, en caso de derrota, proveerla de un número de legisladores que bajo su liderazgo, sean la oposición al Gobierno que asuma el 10 de diciembre de 2023.
Como se recordará, en la primera vuelta de las elecciones del año próximo, se elegirá el 50% de la Cámara de Diputados y el 33% de los Senadores.
El kirchnerismo, salvo una derrota abrumadora,mantendrá la primera minoría en el Senado y tendrá la facultad de impedir que el futuro gobierno, tenga quórum propio en la Cámara Baja.
CFK, yendo como candidata a primera Senadora Nacional por la Provincia de Buenos Aires,tiene garantizada la banca y puede impulsar la reelección de Axel Kicillof.
La tozudez de Alberto Fernandez, en persistir en su candidatura a la reelección y en mantener el mecanismo de selección inventado por Nestor Kirchner, le crea un problema a la actual vicepresidenta. Ella debería enfrentarlo con otro candidato, el que de triunfar en unas PASO,estaría legitimado por el voto popular y podría tomar entidad propia.
La pelea por el 2023 ,en oficialismo y oposición, aparece muy distanciada de las preocupaciones reales de nuestros compatriotas.
En el acto de la Unión Obrera Metalúrgica, preparado para ungir a CFK,hubo gritos en demanda de mejores ingresos para los trabajadores.
No es de extrañar. Cincuenta años atrás, los obreros metalúrgicos le hacían idéntico reclamo a Juan Domingo Perón, cuando el presidente era Hector Campora , quien para el Pueblo,era solo un delegado.
Hace unos días, aunque la militancia gritara” vamos a volver”, para los obreros, quien allí hablaba era “el actual Gobierno”, ninguno de ellos conocía a Alberto Fernandez, antes de que CFK , lo pusiera como candidato a presidente.
*ex vicepresidente de la Nación