Por Maia Jastreblansky
“Vamos a tener que repensar todo el sistema de salud en la Argentina para hacer un uso más eficiente de los recursos”. Las palabras que Cristina Kirchner pronunció en su discurso días atrás en La Plata retumbaron en los oídos de todos los actores del sector sanitario: en gremios y empresarios, pero también en el Ministerio de Salud, que tiene en carpeta una reforma -muy germinal- para paliar la crisis financiera del área.
Públicos y privados coinciden en el diagnóstico que hizo Cristina al hablar del “primer desafío” que tiene la Argentina para 2021, aunque la pregunta quedó flotando en el aire es qué curso de acción tiene en mente la vicepresidenta y con qué velocidad pretende implementarlo. “¿Qué quiere decir reformular? Si es otorgar más recursos estamos todos de acuerdo, porque el sector está ahogado. Si es destruir lo que funciona bien, no”, dijo, preocupado, el presidente de una compañía prepaga. Un sindicalista que tomó nota de los dichos de la exmandataria acotó: “Es cierto que hay que reformular el sistema. No sé de qué se trata la propuesta de Cristina, versiones hay muchas”.
Cristina dijo durante el acto organizado por Axel Kicillof: “Vamos a tener que repensar todo nuestro sistema de salud. Dicen los que saben que tal vez vengan otras pandemias. Nuestro país debe ser de toda Latinoamérica el que más inversiones tiene en materia de salud, pero lo tenemos dividido en tres sistemas, el público, el privado y el de las obras sociales. Bueno, vamos a tener que empezar a repensar un sistema nacional integrado de salud en el que podamos articular todo esto para ser un uso más eficiente de lo que hay en la Argentina”. Fue uno de los pasajes más intensos en lo que fue su tercer discurso desde que asumió Alberto Fernández.
En el Ministerio de Salud, a cargo de Ginés González García, las palabras de la vicepresidenta no aportaron novedad. “Nosotros hace tiempo que estamos trabajando en una reforma estructural del sistema. Lo que dijo Cristina ya lo estamos haciendo”, dijo un importante colaborador de esa cartera a LA NACION. Lo que hizo hasta ahora el Gobierno fue convocar a sucesivas reuniones a todos los actores del sistema (gremios, prepagas y prestadores) para trazar un estado de situación. Pero, según los convocados a esa mesa, aún no hubo avances concretos. El azote de la pandemia, y el estilo moderado de la administración de Fernández no arrojó aún proyectos con cambios de fondo. El asunto es de extrema sensibilidad: cualquier recorte en las prestaciones o aumento significativo en los aportes de los trabajadores a las obras sociales tendría un significativo impacto social.
“Se hicieron reuniones y sabemos de la voluntad del Presidente y del ministro de encontrar la solución. Pero en concreto aún no se avanzó en nada, porque no hubo proyecto de ley”, dijo a LA NACION uno de los titulares de la CGT y cabeza del gremio de Sanidad, Héctor Daer. La central obrera reclama que se fije una “canasta prestacional” con un número de prestaciones que reemplacen al Programa Médico Obligatorio (PMO), que hoy le genera un rojo de aproximadamente $1500 millones mensuales a la caja sindical más importante. A las obras sociales les cuesta $2600 por mes por persona tener cubierto el PMO, cuando el ingreso promedio del sistema de salud es de más o menos $1820.
Los ejes
Según pudo reconstruir La Nación de fuentes oficiales, el Gobierno tiene en carpeta tres ejes. El primero, el de la “integración de los sistemas”. “Hay que generar un nuevo esquema de financiamiento porque hay un gasto ineficiente en salud”, admitió un portavoz oficial a este medio. Un gremialista que se sentó a la mesa de discusión con el Ministerio de Salud especificó: “Debería existir un costeo cruzado. Donde hay un resonador en el sistema privado que lo use también el sistema público, y viceversa, para reducir costos”.
El segundo eje se vincula a reducir el universo de obras sociales, que asciende a unas 290, aunque se estima que un 5% presta servicios a más del 50% de los afiliados. La convicción del Gobierno es que las obras sociales más grandes, por su escala, deberían absorber a las más pequeñas, que generan gastos administrativos ineficientes. Aunque en la cúpula de la CGT reconocen el problema, será difícil avanzar en esa idea sin tropezar con el rechazo de parte del concierto sindical.
Por último, el Gobierno cree que se deben introducir modificaciones impositivas para aliviar la carga al sector. El Ministerio de Salud espera a la mentada reforma tributaria para colar el planteo. Además, los actores del sistema de salud conversaron sobre la necesidad de que el Tesoro se haga cargo de algunos costos que hoy corren por cuenta de las obras sociales y prepagas. Por ejemplo, la escolaridad y el transporte de personas con discapacidad.
La trama secreta que llevó al salvataje de Pablo Moyano
“El sistema está en emergencia desde el 2002. Está claro que debemos buscar un modelo nuevo”, dijo un funcionario al tanto de las conversaciones, que destacó que este año el Gobierno pagó buena parte de la deuda con las obras sociales. Además, tal como informó , la Superintendencia de Salud, por distintos conceptos y subsidios, les giró unos 45.000 millones de pesos.
Cristina Kirchner aprovechó su planteo sobre el sistema de salud para salir al cruce de la Ciudad. “Un legislador de la oposición dijo que de cada diez porteños solamente tres ocupan los hospitales públicos de la Capital Federal. Entonces el presidente del bloque del Frente de Todos (Máximo Kirchner) dijo lo obvio: que esos hospitales tendrían que estar en otra parte”, lanzó la vicepresidenta sobre el territorio comandado por Horacio Rodríguez Larreta. “No quiere decir no contemplar los intereses de los privados. Simplemente que el Estado, que tiene que garantizar la salud, tiene que rediseñar un nuevo sistema sanitario”, concluyó.
“Para tener un sistema de salud universal hay que financiarlo, la salud no es gratis”, dijo un referente gremial al tanto de la discusión. Otro empresario del sector acotó: “No sé qué tiene Cristina en mente, pero sería bueno que se felicite al sector de la salud por cómo funcionó en pandemia”. Y agregó: “Estamos apretando al sistema en exceso. Si seguimos así se va a romper”.
Fuente La Nación