Son 33 pisos diseñados por el prestigioso arquitecto argentino César Pelli. Terminó de construirse en 2008, cuando la empresa estaba bajo el control de la española Repsol. Pero la nueva administración de la petrolera decidió que es hora de capitalizar los ladrillos y decidió contratar a un broker para que busque comprador.
Según indicaron en la empresa “se ha puesto en marcha la posibilidad de ejecutar la operación ni bien se alcance una oferta con el valor esperado. Según el mercado inmobiliario sería aproximadamente de US$ 400 millones“.
El monto parece abultado para los valores que se vienen manejando en un mercado deprimido como el porteño. Por caso, salvando las diferencias, IRSA vendió en julio pasado la torre Bouchard por US$ 87,2 millones. Además, representaría el 20% del valor de la empresa en Bolsa, que es de US$ 1.780 millones.
Sin embargo, como acota un especialista del sector, los US$ 400 millones son dólares oficiales, o sea a $ 89,50 por dólar. Serían $ 35.800 millones. Pero esos pesos, en dólar MEP o contado con liqui representan US$ 250 millones, en realidad.
Los tres edificios de César Pelli en Buenos Aires: la Torre YPF de Puerto Madero, con su jardín de invierno; el edificio República, en forma de barco y el Bank Boston (Catalinas Norte).
Según explicaron en YPF, la decisión de venta del edifico “se enmarca en la estrategia de la petrolera de concentrar sus recursos en el core del negocio, esto es la producción de energía (y financiar con los recursos parte del plan de trabajo), pero también apunta a engrosar la política de austeridad y gestión eficiente”, agregó la firma.
La compañía “decidió desprenderse de algunos activos con el objetivo de volverse más ágil y moderna. Y reasignar esos recursos al core del negocio”, agregó.
Incluso antes de la pandemia, los empleados de YPF estaban obligados a hacer dos días de home office. Y, a partir de que se impuso la cuarentena en marzo pasado, el teletrabajo se extendió a toda la semana. Es más, actualmente es muy poca la gente que volvió a trabajar diariamente en el edificio de Puerto Madero.
Esta tendencia, junto “lo oneroso de mantener estructuras de importantes dimensiones”, es lo que llevó a la empresa a buscar un nuevo destino para sus empleados.
YPF tiene otros edificios. Aunque algunos de ellos también los está vendiendo. Por caso, en noviembre le vendió a la estatal Aysa el edificio de Tucumán 744 por US$ 30 millones.
La petrolera busca reducir costos y hacerse de dólares para cancelar deuda y mantener las inversiones.
En el tercer trimestre del año, gracias a una drástica reducción del 70% en las inversiones y un ajuste en los costos operativos del 20%, logró reducir las pérdidas récord. El rojo fue de US$ 482 millones (más de $ 35.000 millones) una mejora con respecto a los US$ 1.258 millones que había perdido en el trimestre anterior.
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