En un espacio cerrado, las imágenes de las dos proyecciones de “Atlas”, la obra de Leandro Ibarra, se suceden vertiginosas, dejando apenas tiempo para el reconocimiento. El pensamiento del “Atlas Mnemosyne” de Aby Warburg, creador de un dispositivo de conocimiento basado en la cartografía y consistente en reunir cosas disímiles mediante un sistema complejo, es el hilo que hilvana y le brinda sentido a todo el relato. Ibarra recorre a grandes saltos la historia de las imágenes y, lejos del modelo tradicional de un Atlas que recopila objetos de una misma especie, inaugura el de las diferencias, con Marcos López y Leonardo Da Vinci, el Pop de Lischtenstein y la Mona Lisa.
Luego, “Poema sin título”, la obra de Victoria Boulay, gana el record de la mayor participación con el público reunido a su alrededor. Las palabras que la gente pide integran un panel y replican el juego del cadáver exquisito, la creatividad y el dinamismo resumen el poderoso deseo de comunicación de los visitantes. La escritora, con rigor, determina la configuración final del texto.
Entretanto, el “Palmar” de Manuel Amestoy y sus papeles calados, el bowling de los años 80 de Aymará Abramovich donde circulan los dobles de Elvis Presley, las “Variaciones lumínicas mutantes” de Agnese Lozupone, las obras de Belén Parra y Martín Ron, representante del Street Art porteño, completan el conjunto de exhibiciones. Otro capítulo se abre con las bailarinas Mayra Bonard, Agustina Sario, Carla Di Grazia, Carla Rímola y Ayelén Clavin y los shows de música en vivo de diversas bandas.
Hasta 2018, cuando se estrenó la primera edición de Artground, Chandon acompañó a la Feria arteBA. Durante décadas donó el champagne, compró la primera obra de la Feria y presentó un premio memorable. Grandes artistas diseñaron el bar Chandon, donde se encontraba el quién es quién del mundillo del arte. Hoy, el público del festival es más joven, sumamente distendido y se encuentra abierto a la percepción de las más diversas disciplinas.