Respecto a Juan Percowicz, presunto líder de la organización; Susana Mendelievich y Silvia Alicia Herrera, se ordenó la formación de tres incidentes de arresto domiciliario en función de su avanzada edad y para ello se requirieron los informes de rigor a efectos de determinar la viabilidad del beneficio.
En su resolución, Lijo pidió el embargo de los bienes allanados ubicados en Estado de Israel 4453/57, donde funcionaba la Escuela de Yoga Buenos Aires (EYBA), y el edificio de Guardia Vieja 4072, donde se encontraba la clínica “CMI-Abasto”.
A su vez, el juez también ordenó la inhibición general de bienes, la inmovilización y congelamiento de las cuentas y productos bancarios y al franjado de las cajas de seguridad que registrasen los imputados.
También, el bloqueo de los productos que pudieran registrar los imputados en el mercado de capitales, para lo que se libraron oficios a los Registros de la propiedad inmueble y automotor correspondientes, al Banco Central de la República Argentina (BCRA) y a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Cómo funcionaba la secta
De acuerdo a la investigación, la agrupación coercitiva realizaba un proceso de captación en el que prometía a las víctimas “terminar con “los males del SIDA y las drogas” y “buscar el desarrollo de la felicidad”.
De esta manera, y a través de una escuela de yoga utilizada como fachada para cometer los ilícitos, los principales referentes de la organización reducían a sus víctimas hasta la servidumbre y el ofrecimiento de relaciones sexuales a “personas de poder”.
También aseguraban tener la cura para distinto tipos de enfermedades y ofrecían “curas del sueño”, un proceso que consiste en un cóctel de drogas y alcohol para dormir a las víctimas durante días como forma de castigo.
Fuente Ambito