CÓRDOBA.- Las economías regionales, finalmente, se quedaron sin el tipo de cambio especial que había prometido el ministro Sergio Massa para las exportaciones y, además -como el complejo agropecuario-, sufren el impacto de la sequía en casi todas sus actividades, la que se suma a heladas tardías y a incendios que también las complicaron. Hasta el mes pasado, sus exportaciones sumaron US$7500 millones, 3% más que en el mismo período del 2021, pero con una caída del 2,3% en cantidades para estar en 6.325.880 toneladas, una merma de 152.000 toneladas.
Desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) señalaron que el Gobierno está “en falta”. Están trabajando en una nueva normativa que abarque a los distintos complejos y que incida en la reducción de costos laborales, de energía y de impuestos. En la entidad indicaron que desde comienzos de año -por el efecto comercial de la guerra entre Rusia y Ucrania- debieron “replantear nuevos mercados” para las mandarinas, las peras y los vinos, los productos más afectados por el conflicto.
Entre los problemas mencionados por Came sigue la “falta de mano de obra temporaria” (trabajadores golondrinas) que “fue y continúa siendo” importante para los complejos de peras y manzanas, el vitivinícola, el olivícola, el tabacalero, el citrícola, el yerbatero y el de las frutas finas.
“El problema aún no ha sido resuelto y se ha transformado en un factor inquietante para nuestros productores, ya que no hay nada peor para un productor pyme de las economías regionales que no poder levantar su cosecha tras un año de espera”, consigna un documento.
Una de las dificultades en el sector es conseguir mano de obra temporaria (Marcelo Aguilar/)
A ese panorama se le agrega una macroeconomía “no acomodada” y una brecha cambiaria que impacta así: “No nos permite comprar insumos elementales para la producción -semillas, fitosanitarios y fertilizantes- al mismo valor en el que vendemos nuestros productos”.
Problemas
Los productores subrayaron también las asimetrías cambiarias con los países vecinos; la falta de combustible (el segundo insumo más importante de las economías regionales) por “inexistencia de planificación”; la falta de repuestos para maquinarias y tractores (“ante el limitante de poder importarlos en tiempo y forma”) y la presión tributaria de los tres niveles de gobierno.
“Nuestras producciones no han sido escuchadas ni atendidas, pero por suerte nuestras plantaciones son ciclos perennes, en su gran mayoría, y hemos podido incrementar las exportaciones en dólares y mantener los volúmenes con respecto al 2021″, indica el texto.
Las economías regionales representan el 63% de los productores nacionales y dan empleo directo a 625.000 jornaleros. “Esperamos poder tener mercados más transparentes, no seguir perdiendo productores año tras año y, sobre todo, que este 2023 nos permita hacer lo que mejor sabemos: producir”, reclamaron.
De acuerdo al monitor de los complejos regionales, el saldo comercial en dólares en los primeros 11 meses del año fue de US$6153 millones, US$47 millones más que en 2021. Las importaciones en el período subieron 14,6% interanual y totalizaron US$1347 millones.
El complejo de ovoproductos es el mejor posicionado en crecimiento interanual de exportaciones en dólares: 66,5% y en volúmenes vendidos afuera, 30,6%. Le siguió el de girasol con un 43,2% más en valor que en 2021 y 7,7% más en toneladas operadas. El tercer lugar del podio fue para el tabaco, con 40,3% y 23,6% en mejora de ingreso de dólares y salida de mercadería, respectivamente.
La contracara fueron las frutas finas, que cayeron 36,5% en dólares exportados y 12,8% en toneladas, siempre contra enero-noviembre de 2021; frutos secos, con una pérdida interanual de 34,7% en divisas y 18,2% en cantidades y porcinos y caprinos, 18,3% y 7,9%, respectivamente.
Fuente La Nacion