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Bon dia. El Gobierno empieza a coleccionar choques nada diplomáticos con los embajadores de Francia y Alemania, algo que contrasta con la buena imagen que Pedro Sánchez tiene en el exterior. Es un efecto parecido al de Obama o Trudeau. De cerca, a cualquiera se nos ven más las miserias. Pero de lejos, sin las trifulcas políticas del día a día, ¿cómo no quererles? Guapos, de sonrisa fácil, ni una mala palabra y políticamente ubercorrectos… En fin, a lo que iba: cuento ya tres encontronazos públicos y abiertos del Gobierno con los embajadores francoalemanes. Dos de ellas con el francés: el jefe diplomático galo cargó en febrero contra Teresa Ribera por el H2Med y ayer contra la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, por el AVE transfronterizo. Con Alemania el choque fue a cuenta del escudo antimisiles europeo. La embajadora alemana aseguró públicamente que habían invitado a España a unirse. El Ministerio de Defensa lo negó. La realidad, por mucho que se empeñe el Gobierno en desmentir, es que representantes técnicos españoles escucharon la propuesta en Berlín y que el diálogo (de momento infructuoso) siguió en Madrid. Lo raro, en cualquier caso, no es que haya choques -siempre los hay, incluso con Portugal-. Lo extraño es que se lleven a la arena pública.
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Fuente El Confidencial