El avistamiento a principios de diciembre de un lobo en la provincia de Ciudad Real, donde no había noticias de este animal desde hace casi medio siglo, ha generado un gran revuelo entre los partidarios y detractores de la presencia de esta especie en esta zona. Sin embargo, lo que llenó de alegría a unos y de enfado a otros ha quedado aparcado de momento, pues casi desde que comenzó a circular por las redes sociales un vídeo de su presencia entre Cabezarados y Villamayor de Calatrava, en el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, no hay rastro de este ejemplar desde hace unas tres semanas.
Así lo afirman fuentes de la Consejería de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Castilla-La Mancha, que aseguran a ABC que instalaron cámaras para la detección de la presencia del animal para comprobar si permanecía o había desaparecido. «Estaríamos hablando de un lobo dispersante que puede que no sea estable en la zona, sino que cuando fue detectado, estaba de paso», señalan.
Lo que sí confirmó la misma responsable de ese departamento de la Junta de Comunidades, Mercedes Gómez, es que se trataría de un ejemplar joven que está cojo y que se desconoce el motivo por el que este ejemplar ha entrado en la provincia de Ciudad Real. Desde su avistamiento, recuerdan desde la consejería, los agentes medioambientales están haciendo un seguimiento del animal, ya que no tiene geolocalizador ni ningún sistema que permita poder ubicarlo, salvo los métodos convencionales de rastreo, como las huellas o las heces.
Pese a su cojera, los técnicos del servicio de Medio Natural de la delegación de Desarrollo Sostenible en Ciudad Real informaron en su momento de que el lobo atacó a varias ovejas de la comarca del Valle de Alcudia, donde apareció. La intención sigue siendo capturarlo para recuperarlo en algunos de los espacios que la Junta de Comunidades posee en la región.
Esta especie está declarada en peligro de extinción en Castilla-La Mancha desde bastante tiempo atrás por la poca presencia que tiene en la región y en la zona en la que ha aparecido se daba por desaparecida desde los años 80. Por eso, desde Desarrollo Sostenible indican que, una vez se pueda capturar, habría que reintroducirlo en algún lugar que haya población lobera, como es el caso del norte de la provincia de Guadalajara, donde el lobo cuenta con ya con algunas manadas.
Algo en lo que desde Ecologistas en Acción han mostrado su oposición, que piden a la consejería que vigilen «intensamente» la zona para prevenir daños al animal y que se vuelva a soltar en la misma zona. En su opinión, «una traslocación como la que plantean no está justificada e iría en contra de la necesidad de recuperar la especie».
El avistamiento del animal en esta zona provocó también que la Fundación de Cazadores Artemisan solicitara a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, la desprotección del lobo ibérico y su retirada del Listado de Especies en Régimen de Protección Especial con el objetivo de recuperar el control, debido al incremento de la población de lobos en Europa y al enorme impacto que tiene en la cabaña ganadera y en la fauna silvestre.
En una carta remitida a la ministra, esta fundación recuerda que los últimos datos científicos confirman un aumento de la población el 26% en los últimos años, concretamente desde la realización del último censo nacional, entre los años 2012 y 2014. Según estos datos, actualmente se puede hablar de la presencia de unas 400 manadas compartidas entre comunidades autónomas y unas 380 exclusivas, lo que supone una población de unos 2.800 ejemplares en España.
Ante esta iniciativa de Artemisan, Ecologistas en Acción de Ciudad Real ha denunciado «el oportunismo de los cazadores» y la «pésima gestión del Gobierno de Castilla-La Mancha», tachando de «lamentable» que la Fundación y su representante, Luis Fernando Villanueva, no hayan dudado en solicitar la desprotección del lobo ibérico en España.
Para la organización ecologista, el «lobby de la caza» está incapacitado para la gestión de una especie «que siempre han visto como un enemigo a extinguir». Y recuedan que «las escopetas y la estricnina, bajo el auspicio de las Juntas de Extinción de Alimañas franquistas, acabaron con el lobo ibérico en Castilla-La Mancha y en Ciudad Real, por lo que cazadores y ganaderos no pueden dar lecciones de conservación de esta especie».
«Miedo e incompetencia»
En este sentido, manifiestan que el caso del lobo que fue avistado en el término municipal de Cabezarados ha demostrado «el miedo y la incompetencia» de la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha ante la aparición de esta especie y las presiones de ganaderos y cazadores de la zona, «que no quieren realmente a esta especie en la provincia de Ciudad Real».
Este colectivo considera que la única información disponible, el video del lobo grabado por cazadores, desmiente la existencia de una cojera en este ejemplar y deja traslucir «un posible argumentario de las autoridades ambientales para justificar su captura».
Los ecologistas dudan también del posible seguimiento de la especie a través de huellas y excrementos en un entorno cinegético y ganadero donde, además del lobo, están presentes perros de rehalas y perros que guardan los ganados de la zona. Se sorprende de que la Junta no haya solicitado colaboración al Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), donde existen expertos en seguimiento de la fauna por fototrampeo.
Ante las afirmaciones de capturar al lobo para llevarlo a un sitio mejor, donde haya una población asentada de la especie, fuera de Ciudad Real, Ecologistas en Acción muestra su rotunda oposición y afirma que la única opción que admitirían es la captura de este ejemplar para radiomarcarlo y volver a soltarlo en la zona donde apareció. De esta manera, argumentan, «se podrá obtener una información muy valiosa sobre los procesos de dispersión y ocupación de una zona donde se extinguió hace décadas y estudiar las posibles interacciones con el ganado».
Fuente ABC