Por Maria Zuppello
Moscú y Brasilia estrechan vínculos mientras crece la preocupación por la influencia del país euroasiático en las elecciones municipales y el posible viaje de su presidente a la cumbre del G20 en Río de Janeiro
Las recientes elecciones farsa en Rusia, que confirmaron a Vladimir Putin como presidente del país hasta 2030, también han tenido repercusiones en Brasil. En Río de Janeiro, el partido pro-Navalny parece haberse impuesto. De hecho, el mayor movimiento de votantes que esperaban para sufragar el pasado domingo en el Consulado General de Rusia en Rio se registró en torno al mediodía, la hora que el propio activista Alexei Navalny, asesinado el mes pasado por el régimen ruso, había indicado a sus seguidores para mostrar su descontento con el actual presidente.
De las personas que hacían cola en Río de Janeiro – había incluso turistas rusos de viaje en Brasil – salieron varias declaraciones contra Putin y un acto de protesta de un pintor ruso que vive en la “ciudad maravillosa” desde hace nueve años. Denis, así se llama, mostrando un cartel contra Putin, dijo a la prensa que “estas elecciones son una farsa, Putin ha sido elegido cinco veces, necesitamos un cambio. Putin es un corrupto y un asesino”.
En una declaración oficial, el Partido de los Trabajadores de Lula felicitó al Partido Rusia Unida de Putin y expresó su deseo de “fortalecer los lazos de asociación y amistad, trabajando juntos por un mundo más justo, multilateral y pluralista”. También el presidente brasileño, Lula da Silva, envió una carta a Putin felicitándolo por su victoria. Cuando Lula fue elegido en octubre de 2022, en un comunicado del Kremlin, Putin había hecho lo mismo. “Los resultados de la votación han confirmado su alta autoridad política”, había escrito el dictador moscovita refiriéndose a Lula. “Espero que mediante esfuerzos conjuntos garanticemos el desarrollo de una cooperación constructiva ruso-brasileña en todos los ámbitos”, había añadido.
Lula y el Partido de Trabajadores felicitaron a Putin por su reelección, en una votación considerada una “farsa” por la comunidad internacional (Sputnik/Sergei Bobylev/Kremlin via REUTERS)
La invasión rusa de Ucrania llevaba ya más de ocho meses en curso. La estrategia del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, el Itamaraty, de no emitir un comunicado oficial sobre las elecciones rusas se explica probablemente por la intención de evitar generar más polémica tras las últimas declaraciones de Lula. A principios de marzo, ante una asombrada Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional, el presidente brasileño declaró que tenía “muchos buenos recuerdos de mi relación tanto con Putin como con Medvédev, incluso Dilma Rousseff creo que tiene buenos recuerdos de Putin”, refiriéndose a la época en que Rusia defendió la admisión de Brasil en el Consejo de Seguridad de la ONU. Georgieva cortó en seguida el encuentro para las fotos.
“Asociación estratégica”
Entre bastidores, sin embargo, la diplomacia brasileña sigue dialogando intensamente con el Kremlin. El 27 de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y la secretaria general del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, Maria Laura da Rocha, se reunieron en Moscú en el marco de la Comisión Intergubernamental Rusia-Brasil para la Cooperación Comercial, Económica, Científica y Técnica.
Además de “coordinar estrechamente los esfuerzos de los dos países en el seno de las Naciones Unidas, los BRICS y el Grupo de los Veinte (el G20)”, según reza el comunicado oficial, en la reunión se trataron cuestiones de cooperación no sólo en el ámbito económico e industrial, sino también en los campos de la tecnología, el espacio y la energía. En su comunicado, el Itamaraty describió las relaciones entre Rusia y Brasil como una “asociación estratégica”, revelando que el comercio bilateral superó los 11.300 millones de dólares en 2023.
El nexo con Cuba
Sin embargo, el acuerdo de cooperación que el Itamaraty firmó con la diplomacia cubana en febrero y que fue publicado en el Diario Oficial de la Unión el 8 de marzo también creó perplejidad y alarma en relación con Rusia. La escuela de Rio Branco, que forma a diplomáticos brasileños, intercambiará estudiantes, cursos, trabajos de investigación, información y, como se indica en el punto G del memorando de entendimiento, “cualquier otra forma de cooperación que decidan los participantes” con el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García de la Habana. La escuela de Río Branco, famosa por la calidad de sus graduados, causó polémica el año pasado cuando acogió al Ministro de Asuntos Exteriores ruso Lavrov, a quien se permitió impartir una clase magistral en la que comparó las posturas europeas sobre el conflicto en Ucrania con la propaganda nazi de Joseph Goebbels, la mano derecha de Hitler.
El canciller ruso Sergei Lavrov durante una visita oficial en Brasil en abril de 2023 (REUTERS/Ueslei Marcelino)
Y es precisamente Moscú quien está detrás del Instituto cubano Raúl Roa García. En una carta al rector de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa Aleksandr Vladímirovich Yakovenko con fecha 10 de enero de 2024, las autoridades cubanas no sólo le recordaban que diplomáticos cubanos y especialistas en política internacional se graduaban en Moscú, sino que esperaban “ampliar y profundizar las relaciones entre el Instituto Cubano y su equivalente ruso”, la Academia Diplomática de la Federación Rusa.
Y como ocurre con frecuencia en América Latina, Cuba y Rusia suelen viajar en paralelo. Según reveló el sitio de investigación periodística The insider, Moscú ha resucitado el histórico centro de espionaje que tenía en la isla caribeña, en Lourdes, centro oficialmente cerrado por Putin en 2001. “Bajo falsas identidades de diplomáticos, ‘escuchas’ del GRU y personas especializadas en cohetería, informática y matemáticas se trasladan ahora secretamente a la isla”, revela el informe. El temido servicio de inteligencia militar ruso GRU (Glavnoye Razvedyvatel’noye Upravleniye), sigue llamándose así aunque técnicamente el acrónimo no existe desde hace veinte años y ha sido sustituido por el de GU. Se trata de un brazo especialmente peligroso de la inteligencia moscovita, ya que es responsable de importantes operaciones de espionaje, piratería informática y sabotajes en todo el mundo.
Expansión de la desinformación rusa
Mientras tanto, crece la preocupación por la expansión de la desinformación rusa en Brasil de cara a las elecciones municipales del próximo octubre. Como denunciaba un informe del Departamento de Estado estadounidense publicado el pasado octubre, “el Kremlin utiliza redes abiertas y encubiertas para manipular la información y difundir ideologías antidemocráticas y autoritarias en todo el mundo.
Un ejemplo es la Red de Desinformación Sincrética (SDN), que incluye el movimiento Nueva Resistencia, el portal Fort Russ News (FRN) y el Centro de Estudios Sincréticos (CSS). Nueva Resistencia, FRN y CSS intentan aparecer como organizaciones auténticas y locales, pero en realidad tienen y cultivan estrechos vínculos con actores rusos conocidos por sus influencias malignas. Todos estos grupos promueven las ideologías neofascistas del filósofo ruso Aleksandr Dugin, cuya Cuarta Teoría Política (4PT) pretende unir a grupos de extrema derecha y extrema izquierda de todo el mundo para desestabilizar la democracia y derrocar el orden internacional basado en normas”.
Por eso llama la atención que a la reunión del 13 de noviembre de 2022 sobre el tema “Nacionalismo y Brasil, promovida por Nova Resistencia Brasil -que ha invitado varias veces a Dugin- asistiera también uno de los políticos con posibilidades de ser suplente del actual alcalde Ricardo Nunes, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) según informa el sitio de noticias UOL. Se trata de Aldo Rebelo, ex ministro de los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff y afiliado al Partido Comunista de Brasil (PC do B) desde hace 40 años.
El ex ministro brasileño Aldo Rebelo participó en un encuetnro organizado por grupos que promueven las ideologías neofascistas del filósofo ruso Aleksandr Dugin (JUSTIN TALLIS/AFP/GettyImages)
Para la Rusia de Putin, la “guerra informativa-psicológica” -como la define un manual militar ruso- tiene como objetivo “erosionar la moral y el espíritu psicológico” de la población enemiga. Se trata de un aspecto central de una guerra más amplia contra Occidente, que se lleva a cabo en Internet a través de un incesante bombardeo de noticias falsas, reales y distorsionadas. Sólo en el primer año de la guerra en Ucrania, las publicaciones de cuentas vinculadas al Kremlin fueron vistas al menos 16.000 millones de veces en todo el mundo. Bots, trolls, campañas de publicidad dirigida, organizaciones de noticias falsas, todo esto es el arsenal de la guerra virtual que Moscú libra en su beneficio. Brasil, que ha mantenido una postura ambigua sobre Ucrania, es por tanto muy útil para esta máquina de guerra que es la desinformación rusa.
Según un reciente informe del Laboratorio de Investigación Forense Digital (DFRLab en inglés) afiliado al think tank de Washington Atlantic Council “la guerra en Ucrania fue el tema dominante en Brasil, donde el embajador ruso (Alexey Labetskiy) se refirió a la desnazificación de Ucrania en 176 declaraciones, mientras que se refirió a otros temas en algo menos de setenta declaraciones” como el papel de Rusia como socio estratégico de Brasil para obtener un lugar de liderazgo en la escena internacional y convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
En particular, según el informe, es masiva la propaganda de Sputnik Brasil, también porque es el único sitio de noticias ruso en portugués de gran alcance. En 2023, según el análisis de DFRLab, el sitio de Sputnik cambió de dominio después de que se diera la noticia de que sus periodistas habían sido despedidos. Como informó el sitio de noticias brasileño Gazeta do Povo, el nuevo dominio lleva a un cierto Yuri Alexandre Ribeiro, que era socio de un restaurante y curiosamente también tiene una empresa de pesca en el mar llamada Boreal Pescados Ltda. Según Gazeta do Povo, los rusos también se aprovechan de su compañía de pesca. “Están pidiendo una licencia para pescar con una tecnología diferente en los mares brasileños. No soy un pescador ni un capitán de barco”, explicó Yuri a Gazeta do Povo. Según la prensa brasileña, el hombre es hijo de Luís Carlos Prestes, secretario general del Partido Comunista Brasileño de 1943 a 1980.
Sputnik Brasil es el principal canal de propaganda del Kremlin en el país sudamericano
El informe del DFRLab también destaca cómo los artículos de Sputnik son amplificados por los medios locales. Las narraciones del sitio ruso sobre el conflicto ucraniano, por ejemplo, que promueven continuamente la capacidad militar de Moscú en contraste con la falta de preparación de las fuerzas de Kiev han encontrado eco en varios medios locales. “El sitio Brasil247 publicó el mayor número de contenidos de Sputnik y citó con más frecuencia al Kremlin, con 645 menciones entre enero y octubre de 2023″, dice el informe. Creado en 2011, Brasil247 está alineado ideológicamente con la izquierda brasileña en particular con el Partido de los Trabajadores, el PT de Lula.
“Aunque es difícil evaluar el nivel de influencia sobre los numerosos usuarios de las redes sociales de la región, estas campañas de desinformación siembran escepticismo y oscurecen la claridad de los principios del derecho internacional como la soberanía y la integridad territorial violadas por la invasión rusa”, explican en el sitio de geopolítica American Quarterly, Ryan Berg y Rubi Bledsoe, respectivamente, director y coordinador de programa del Programa Americas en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank de Washington. “Después de entrar en su tercer año de vida, el conflicto entre Rusia y Ucrania se ha estabilizado en un período de guerra de resistencia. Con pocas excepciones, Rusia ha logrado establecer un fuerte punto de apoyo en América Latina y el Caribe”, escriben los dos analistas.
El G20 en Río y la posible presencia de Putin
Y ahora, en Brasil, la gran pregunta de los próximos meses es si Putin aceptará realmente la invitación de Lula para acudir a Rio de Janeiro el próximo noviembre a la reunión del G20, dado que el dictador ruso tiene una orden de detención de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra, es decir por deportar a niños ucranianos a Rusia. La semana pasada, algunos embajadores europeos en Brasil declararon al sitio de noticias Metrópoles que una posible visita de Putin al gigante latinoamericano podría crear un bochorno diplomático.
Para el embajador de Noruega, Odd Magne Raud, causaría “un gran problema”, mientras que para la embajadora de Finlandia, Johanna Karanko, su país podría decidir no enviar a altos representantes gubernamentales. Finlandia ingresó recientemente en la OTAN precisamente por la amenaza rusa en Ucrania.
La única certeza -porque él mismo lo ha dicho- es que Lula irá a Moscú a reunirse con Putin en octubre con motivo de la reunión anual de los BRICS, a los que ambos países pertenecen. Y está por ver si para entonces también habrá novedades en el caso del espía ruso Serguéi Vladimirovich Cherkasov, preso en Brasil desde abril de 2022 tras intentar infiltrarse en el Tribunal Internacional de La Haya, en Holanda.
Cherkasov fue condenado a 15 años de prisión por uso continuado de documentación falsa, pero también está siendo investigado por espionaje, blanqueo de dinero y corrupción pasiva.
Cherkasov ya fue condenado en Brasil por uso de documentos falsos y sigue siendo investigado por la Policía Federal por espionaje, lavado de dinero y corrupción pasiva. El 24 de febrero, el juez del Supremo Tribunal Federal, Edson Fachin, rechazó su petición de puesta en libertad alegando que su detención seguía siendo necesaria para esperar el fin de la investigación en Brasil. Cherkasov había aceptado voluntariamente ser entregado a Rusia, que solicitó su extradición por presuntos delitos de narcotráfico. Sin embargo, Fachin reiteró en su sentencia que “es prerrogativa exclusiva del Presidente de la República responsabilizarse por la liberación anticipada del extraditado”. Sólo Lula, en definitiva, podrá imponer la última palabra en este caso.
Fuente Infobae