Moscú, 8 de junio – Total News Agency-TNA–Una nueva ofensiva con drones lanzada por Ucrania alcanzó durante la madrugada del domingo la planta química Azot, en la región rusa de Tula, provocando un incendio de gran magnitud y obligando a suspender operaciones en tres aeropuertos de Moscú. Se trata del segundo ataque en menos de quince días contra esta instalación clave en la cadena de producción militar rusa. Estas operaciones ucranianas avergonzaron a Putin y a uno de los supuestos mejores servicios de inteligencia del mundo.
La explosión, causada por los restos de un dron derribado según informó el gobernador regional Dmitri Miliáyev, desencadenó un incendio en la fábrica ubicada en Novomoskovsk, a unos 200 kilómetros de la capital rusa. Dos personas resultaron heridas, aunque sin riesgo vital. De esta forma, Ucrania golpea doblemente, destruye una planta estrategica y da un nuevo golpe psicologico a las tropas y obliga a Putin a replantear su aparato de inteligencia y jefaturas.
La planta Azot, uno de los mayores complejos industriales químicos de Rusia, es esencial en la producción de nitrato de amonio —componente crítico para explosivos—, metanol y otros insumos utilizados tanto en la industria civil como en la defensa. De hecho, según fuentes citadas por agencias internacionales, Azot abastece a la planta militar Sverdlov, donde se producen compuestos explosivos como HMX y RDX, utilizados en municiones de artillería.
De acuerdo con testigos citados por canales de Telegram, durante el ataque se escucharon entre cinco y ocho detonaciones. Imágenes compartidas en redes sociales mostraron columnas de humo elevándose sobre las instalaciones, mientras operarios evacuaban la zona. Según fuentes ucranianas no oficiales, el impacto se habría producido en una zona cercana a una tubería de gas y no directamente sobre unidades de procesamiento.
La ofensiva forma parte de un ataque coordinado más amplio, en el que, según el Ministerio de Defensa ruso, fueron derribados 65 drones en siete regiones del país, incluida la península de Crimea. Como medida preventiva, los aeropuertos Domodédovo, Zhukovski y Vnúkovo, que sirven a la capital, suspendieron operaciones temporalmente.
En paralelo, drones ucranianos también atacaron una planta de producción de betún cerca de la refinería de Lukoil en Kstovo, en la región de Nizhny Novgorod. El Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso reportó un incendio en tanques con capacidad para 200 metros cúbicos.
Estos ataques marcan el regreso de la estrategia ucraniana centrada en dañar infraestructuras críticas de energía y defensa en territorio ruso, una táctica que había disminuido en los últimos meses. El viernes 6 de junio, otro ataque alcanzó un depósito estratégico de combustible en la ciudad de Engels, utilizado para abastecer a bombarderos rusos.
Por su parte, el gobierno ruso informó avances en el frente oriental, asegurando que sus tropas han penetrado en la región ucraniana de Dnipropetrovsk tras cruzar la frontera occidental de la autoproclamada República Popular de Donetsk.
Con los cielos rusos nuevamente en alerta y las infraestructuras críticas bajo fuego, el conflicto entra en una fase de creciente intensidad que amenaza con escalar aún más allá de las líneas del frente.