Ciudad de Panamá, 2 de julio – Total News Agency-TNA-A pesar de la reciente profundización de los vínculos bilaterales en materia de seguridad, el gobierno panameño continúa rechazando la solicitud de Estados Unidos para que sus buques de guerra transiten de manera gratuita por el Canal de Panamá. La postura del presidente José Raúl Mulino se mantiene firme, a casi tres meses de haberse firmado una nueva declaración conjunta de seguridad entre el ministro panameño para Asuntos del Canal, José Ramón Icaza, y el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth.
El documento, firmado en abril, amplía los acuerdos del Tratado Torrijos-Carter de 1977 y contempla asistencia estadounidense en ingeniería, seguridad y ciberseguridad para la vía interoceánica. Sin embargo, Panamá ha rechazado incluir en ese esquema un trato de “costo neutral” para los buques de la Marina estadounidense, como solicita la administración de Donald Trump.
En ese marco, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, inició esta semana una gira por Centroamérica con una primera escala en Ciudad de Panamá. Allí, fue recibida en el Palacio de las Garzas por el presidente Mulino y parte de su gabinete. Durante el encuentro, Noem reafirmó la expectativa de Washington: “Ahora, para fortalecer aún más nuestra alianza, es esencial que los buques de guerra y las embarcaciones auxiliares estadounidenses transiten libremente por el Canal de Panamá”.
Geopolítica y tensiones con China
El reclamo estadounidense se inscribe en el marco de la estrategia “America First” del presidente Trump, que busca contener el avance de China en Latinoamérica. El gigante asiático es hoy el principal socio comercial de la mayoría de las economías sudamericanas, centroamericanas y caribeñas. Washington ve en esta realidad una amenaza estratégica y ha redoblado sus esfuerzos diplomáticos y militares en la región.
Panamá, en tanto, busca mantener una política exterior equilibrada. El gobierno de Mulino intenta preservar una relación fluida con Estados Unidos sin poner en riesgo sus crecientes lazos comerciales con Beijing. En este contexto, el Canal de Panamá se ha transformado en un punto crítico de presión geopolítica, en tanto es una vía clave para el comercio mundial y de alto valor estratégico.
Refuerzo militar estadounidense en bases reactivadas
En paralelo al debate sobre el tránsito gratuito, se ha registrado un marcado aumento de la presencia militar estadounidense en territorio panameño. Desde la firma del memorando bilateral, el Comando Sur de EE. UU. ha desplegado personal militar y civil en antiguas bases estadounidenses cedidas a Panamá tras la salida definitiva de las tropas en 1999.
Las instalaciones habilitadas incluyen la actual Base Aérea “Teniente Octavio Rodríguez Garrido” (ex Howard), la Base Naval Vasco Núñez de Balboa (ex Estación Naval Rodman) y la Base Naval Capitán de Fragata Noel Antonio Rodríguez Justavino, todas bajo control del Servicio Nacional Aeronaval (SENAN) en el sector Pacífico del Canal.
En el litoral Atlántico, el despliegue se concentra en la base aeronaval “Almirante Cristóbal Colón”, antes conocida como Base Sherman, hoy sede de la Escuela de Supervivencia en Selva del SENAN. Esta base recibió recientemente la visita del buque hospital USNS Comfort (T-AH-20), que permaneció en la zona entre el 24 de junio y el 1 de julio en el marco de una misión humanitaria.
Panamá entre dos fuegos
Aunque Estados Unidos considera a Panamá un socio estratégico clave en la región —tanto por razones comerciales como militares—, la negativa del gobierno panameño a otorgar tránsito gratuito a sus buques de guerra deja en evidencia una política exterior más independiente de lo habitual. Mulino busca preservar la soberanía sobre una de las infraestructuras más sensibles del país y evitar que el Canal sea instrumentalizado en la disputa global entre Washington y Pekín.
Las negociaciones continúan, pero hasta el momento, el mandatario panameño no ha dado señales de ceder ante la presión diplomática estadounidense, marcando una diferencia notable con gestiones anteriores que mantenían posiciones más alineadas con la Casa Blanca. La tensión se enmarca en un contexto regional complejo, donde la rivalidad entre potencias redefine constantemente el equilibrio político de Centroamérica.