Bakú, 4 de julio de 2025 – Total News Agency-TNA-Las relaciones entre Azerbaiyán y Rusia atraviesan su momento más crítico en décadas, tras una serie de acontecimientos que revelan un conflicto diplomático en escalada entre ambos países, tradicionalmente aliados en la estratégica región del Cáucaso Sur.
La muerte de dos ciudadanos azeríes detenidos en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, el accidente de un avión de Azerbaijan Airlines que Bakú atribuye a Moscú, y recientes medidas de represalia mutuas, han abierto una grieta sin precedentes entre los gobiernos de Ilham Aliyev y Vladimir Putin.
Los hermanos Huseyn y Ziyaddin Safarov fueron arrestados la semana pasada como parte de una investigación sobre una serie de asesinatos mafiosos cometidos en las últimas décadas en Ekaterimburgo. Ambos murieron en custodia policial. Las autoridades azeríes aseguran que las autopsias revelaron signos de tortura: costillas rotas, hemorragias internas y traumatismos severos. Rusia sostiene que uno de los detenidos falleció por un paro cardíaco, mientras que la segunda muerte aún se investiga.

La reacción de Bakú fue inmediata. La Fiscalía General de Azerbaiyán abrió una causa penal por tortura y asesinato y suspendió toda actividad cultural vinculada a instituciones rusas. Además, el Parlamento canceló una visita oficial a Moscú. El lunes, fuerzas de seguridad azeríes irrumpieron en las oficinas de Sputnik Azerbaiyán —medio financiado por el Kremlin— y arrestaron a siete de sus empleados por presunto financiamiento ilegal.
En paralelo, otros ocho ciudadanos rusos fueron detenidos por las autoridades azeríes bajo acusaciones de contrabando de drogas y ciberdelitos. Las imágenes de los arrestados, visiblemente golpeados, desataron una ola de indignación en Rusia. El martes, Moscú respondió con más detenciones de ciudadanos azeríes, entre ellos un líder comunitario en Ekaterimburgo y un influyente miembro de la diáspora en Vorónezh.
Ambos gobiernos cruzaron acusaciones. Bakú condenó lo que describió como “ejecuciones extrajudiciales y violencia sistemática” por parte de la policía rusa. Moscú, por su parte, convocó al embajador azerí y denunció “acciones hostiles” contra ciudadanos rusos. Azerbaiyán replicó exigiendo una investigación inmediata por las muertes y compensaciones para las víctimas.
La tensión política se proyecta también en el plano geopolítico. Con Rusia centrada en la guerra en Ucrania, Azerbaiyán ha ganado confianza y apunta a una mayor autonomía regional. Fortalece vínculos con Turquía, su socio histórico, y con Israel, rival declarado de Irán, otro actor clave en el área. Esta reconfiguración regional representa una amenaza directa a la tradicional influencia de Moscú en el Cáucaso.
En esa misma línea, el presidente Aliyev mantuvo en las últimas horas una conversación telefónica con su par ucraniano Volodimir Zelensky, quien expresó su apoyo frente a lo que describió como actos de intimidación rusa. Desde el Kremlin, el portavoz Dmitri Peskov advirtió que Ucrania busca “provocar” a Bakú, pero insistió en que “Rusia no amenaza a Azerbaiyán”.
La vocera del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, trató de restar dramatismo al conflicto al declarar que las relaciones entre ambos países son “valiosas” y que quienes quieran dañarlas “deberían pensarlo dos veces”.
En el trasfondo del deterioro bilateral subyace el conflicto de Nagorno Karabaj, una región de mayoría armenia que fue recuperada por Azerbaiyán en 2023 tras décadas de ocupación y con el repliegue de las tropas de paz rusas. Armenia, tradicional aliada del Kremlin, se distanció de Moscú, mientras que Bakú consolidó su dominio en la región.
El vínculo con Israel también ha crecido: Azerbaiyán exporta petróleo al Estado hebreo e importa tecnología y armamento militar avanzado. Esta alianza se fortaleció en paralelo al enfriamiento entre Moscú y Jerusalén.
Otro punto de fricción fue el accidente aéreo ocurrido el 25 de diciembre de 2024. Un vuelo de Azerbaijan Airlines que se dirigía a Grozny, capital de Chechenia, fue supuestamente alcanzado por fuego de defensa aérea rusa y se estrelló en Kazajistán. Murieron 38 de las 67 personas a bordo. Putin pidió disculpas, pero evitó asumir responsabilidad. Aliyev criticó lo que llamó un “intento de silenciar el incidente”.
Los lazos económicos entre ambos países también están en riesgo. Rusia ha sido tradicionalmente un socio clave para las exportaciones agrícolas y energéticas azeríes, mientras que Azerbaiyán es un corredor de tránsito fundamental para el comercio ruso hacia Medio Oriente. La comunidad azerí en Rusia supera los 500.000 ciudadanos, aunque estimaciones elevan la cifra a dos millones.
En el nuevo tablero regional, marcado por la guerra en Ucrania, la rivalidad entre Occidente y Moscú, y la creciente alianza entre Azerbaiyán, Turquía e Israel, el conflicto entre Bakú y Moscú podría representar un nuevo foco de tensión con derivaciones globales.