Todo lo maravilloso que hacen Milei y sus amigos es poca cosa cuando nos acordamos de lo lindo que era todo con Cristina y sus amigos.
Es muy importante que la genialidad de los tipos que nos gobiernan hoy no nos haga olvidar la genialidad de los que nos gobernaron antes. De ahí que el análisis político requiera cierta perspectiva histórica para evitar engolosinarnos con los cracks actuales y opacar a sus predecesores.
Para ser más claros, sería muy injusto que estas últimas maravillas que viene haciendo y diciendo el ministro de economía Luis Caputo eclipse el talento que supo demostrar Sergio Massa cuando le tocó desplegarlo. Ni hablar del campeón del mundo Kicillof.
Un buen ejemplo de esto es lo que acaba de pasar con el tema de las retenciones. El gobierno las eliminó temporariamente para promover que los productores liquiden los dólares de la cosecha. Sin embargo, los que aprovecharon la medida e inscribieron sus exportaciones no fueron los productores agropecuarios sino las cerealeras. Estas empresas se comprometieron a liquidar 7.000 palos verdes sin pagar retenciones y de ese modo cubrieron en sólo 72 horas el cupo de dólares que el gobierno necesitaba. Al toque, Caputo repuso las retenciones.
Los productores, o sea los que realmente laburan en el campo, no tuvieron tiempo de nada y cuando se quisieron acordar ya les habían metido otra vez las retenciones quedándose afuera del beneficio. Ahora están todos emputecidos con el gobierno. No es para menos. Ellos van a seguir recibiendo, por cada tonelada, el mismo precio con las mismas retenciones de siempre mientras que las exportadoras se quedaron con más de 1.000 millones de dólares en concepto de retenciones que el gobierno no les va a cobrar. Negoción.
Yo sé que explicar esto es un poco complicado. Lo que se entiende más fácil es la chinche que se agarraron los productores porque el fastidio que tienen se huele a kilómetros de distancia. Te acercás a un campo y primero olés la bronca y recién después se siente el perfume de las vacas, los caballos, la bosta, etc.
Para ser más claros, los productores son los que están en el campo, emplean peones rurales, pagan las cargas sociales, compran la semilla, los fertilizantes, los tractores, se bancan la lluvia, la sequía, el granizo, el kirchnerismo y sin embargo no ligaron nada. Ni un sope.
En cambio los capos de las cerealeras, que los únicos campos que caminan son los campos de golf, se quedaron con toda la mosca. Acá vale sospechar que cada tanto deben compartir caddy con algún que otro ministro.
Frente a esta situación recomendamos que los compañeros productores mantengan la calma. Antes de volverse locos y empezar a pegar en todos los silobolsas del país fotos del ministro Caputo con alfileres clavados, les pedimos que hagan memoria. Recuerden la historia. Si bien es cierto que Caputo los abrochó, solo fue por 72 horas. En cambio el kirchnerismo lo hizo durante 20 años. No es justo igualar a un garca de tres días con un garca de 20 años. Amigo agropecuario, baje esas fotos del tractor, junte los alfileres y guarde todo. Pero no tire nada.
Por eso es importante poner toda la actualidad en perspectiva histórica. Lo mismo podemos decir sobre la reunión del presidente Milei con Donald Trump.
Aclaración previa: decimos Donald Trump y nos ponemos todos de pie, especialmente los que producimos televisión. No sea cosa que se enoje con cualquiera de nosotros como ya se enojó con Stephen Colbert, Jimmy Kimmel, Jimmy Fallon, Seth Meyers y tantos otros a los que ya rajaron o están por rajar de sus canales por hacer chistes contra el presidente.
Y cuando decimos Milei también nos ponemos de pie, no vaya a ser que Javi siga una vez más los pasos de Donald. Una cosa es que te diga mandril y otra muy distinta es que te meta una demanda por 15.000 palos verdes como hizo Trump con el New York Times. El culo vaya y pase, pero la billetera nunca.
Por eso cada vez que nombremos a Javi y a Donald los honraremos y a otra cosa mariposa. Por supuesto, siempre con la tranquilidad de saber que un medio o un programa, cuando es bueno, suele durar mucho más que un presidente.
Sin ir más lejos tenemos el caso de Telenoche que arrancó en enero de 1966 cuando el presidente era Arturo Umberto Illia y, 22 presidentes después, todavía está ahí con Nelson Castro rompiéndole las pelotas al gobierno como un campeón.
Volvamos al viaje de Milei. Cuando dicen que Javi rompió records de chupamedias con Trump cometemos el error de ser injustos con Alberto.
En octubre de 2023 el “expresidente” viajó a China y le rindió pleitesía a Xi Jinping y al Partido Comunista Chino emparentándolo con el peronismo.
Antes de eso, el 3 de febrero de 2022, Alberto quebró todas las marcas al viajar a Moscú y decirle a Putin en vivo y en directo por televisión y para todo el mundo “queremos que la Argentina sea la puerta de entrada de Rusia a Latinoamérica”. Histórico.
Por suerte, unos días después, el 24 de febrero, Putin invadió Ucrania, se olvidó de nosotros y la invitación del kirchnerismo quedó para algún otro momento. No va a faltar oportunidad.
Aquel episodio pasó a la posteridad como la chupada de medias más grande de la historia latinoamericana.
Recordar este hecho del pasado sirve para poner en verdadera dimensión lo que sucede en el presente. Es muy grande la tentación de pensar que todo lo que hace este gobierno es tope de gama pero no hay que ser ingrato con los anteriores. En este caso, lo de Milei con Trump parece insuperable pero nada se acerca a lo que hizo Alberto con Putin.
Cada vez que le colguemos al gobierno una corona de laureles debemos moderar el entusiasmo recordando a los campeones del pasado.
El mismo razonamiento puede expresarse al revés: todo lo malo que hacen Milei y sus amigos se relativiza cuando nos acordamos de Cristina y sus amigos. Tal vez sea una forma más realista de analizar el presente y seguramente en eso sigue radicando la fortaleza libertaria.
Sin embargo, dado que el gobierno ahora es este, sería recomendable no abusar tanto de los recuerdos y mirar bien qué corno están haciendo estos muchachos de hoy.
En ese contexto, la pregunta del millón es: ¿por qué fuimos corriendo a pedirle plata a Trump si se suponía que andábamos fenómeno? ¿No era que con el déficit cero ya estábamos ok? ¿No nos decía eso Javi? ¿No era Caputo el mejor ministro de la historia mundial?
En el verano festejamos que entró plata por el blanqueo y dos minutos después ya nos estábamos por ahogar hasta que en abril festejamos el préstamo del FMI. Ahora estuvimos a un minuto de la catástrofe y el lunes nos trepamos al alambrado para festejar la soga que nos tiró EEUU. Todo en pocos meses. Algo raro está pasando y no se compensa recordando a Cristina y Kicillof.
¿Habrá que recordar toda la vida a los kirchneristas para digerirse a los libertarios? ¿Cuánto tiempo más va a durar ese truco? Preguntas que nadie puede responder.
Sabemos mucho del pasado, o sea de dónde venimos, y bastante del presente, o sea dónde estamos. Todo indica que el futuro, o sea hacia dónde vamos, no lo sabe ni Dios.
Mucho menos el gobierno.
Fuente Clarín