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Por Eduardo Paladini
Es el comicio para jefe de Gobierno en la Ciudad. Sacó 35% en 2019, pero ahora temen una dura derrota.
La última elección para jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires en 2019 dejó una sensación particular en el Frente de Todos. Por un lado, fue la primera vez que el PRO/Cambiemos/Juntos por el Cambio logró ganar sin balotaje; pero, por el otro, el peronismo no K llegó a interesantísimos 35 puntos con su fórmula Lammens-Marziotta y (sobre todo) el arrastre de los Fernández. Los comicios fueron unificados.
Ese número envalentonó al propio Lammens a pensar ya entonces en una revancha para el 2023. También a Gisella Marziotta, apadrinada por el sindicalista Víctor Santa María, a soñar con que quizás más adelante llegaría el turno de una mujer. Y por qué no Mariano Recalde, jefe del PJ local. O el radical K Leandro Santoro, con perfil más progre como (se presume) le gusta a la clase media porteña.
Pero desde aquella derrota digna hace tres años a la situación actual parece otro país. Y otra Ciudad. Según pudo reconstruir Clarín, mientras se acumulan candidatos para la presidencial y la provincia de Buenos Aires, la pelea porteña no termina de entusiasmar a ningún oficialista local. ¿Nadie quiere ir a perder por mucho en la Capital anti K?
Las opciones
¿Lammens? El ministro de Turismo, oficialista de paladar no cristinista, repite internamente el speech Massa: dice que no es momento de hablar de las elecciones sino de concentrarse en la gestión. Cree que allí le va mejor que cuando tiene que saltar a la cancha electoral. En un contexto híper crítico de los funcionarios nacionales, con la chapa del Previaje es de los que funcionarios menor rechazo muestra en la opinión pública.
“En todo caso, en abril verá cómo le dan los números y si le permiten armar las listas, puede poner el cuerpo para meter gente propia en la Ciudad. Pero el panorama está oscuro: si Juntos hace una buena interna se lleva 55 o 60 puntos, más 15 del candidato de Milei y 5 de la izquierda, ¿cuánto te queda? 20 puntos. Mmmm”, dudan en su entorno.
¿Santoro? El diputado, amigo personal del Presidente, es uno de los que más predispuestos parece. Y hoy es quien mejor mide en las encuestas de intención de voto. Pero tampoco se muestra muy entusiasmado en un escenario complicado. “Hubo una versión de que las elecciones se podrían desdoblar. Eso sería lo ideal, porque el candidato libertario no tendría el arrastre de Milei y se puede hacer una elección. Si no, viene muy difícil”, analizan cerca suyo. Malas noticias para Santoro: hoy Larreta se inclinaría más por unificar.
Jamás lo dirán en público, pero nadie quiere que le carguen el mote del “nuevo Filmus”. Con maldad, en el oficialismo recuerdan así a su actual ministro de Ciencia y Tecnología, recordman en derrotas en la Ciudad: cerca de una decena.
¿Recalde? El senador está hoy más enfocado en defender la estrategia judicial de Cristina Kirchner que en profundizar su rol de armador porteño como jefe del PJ. En 2015, ya tuvo su oportunidad y quedó tercero. No llegó a 22%. Tipo Filmus.
¿Una Cámpora de La Cámpora? El otro nombre que dejan correr en el oficialismo es el de Lucía Cámpora, que responde a la agrupación que lidera Máximo Kirchner.
“Recalde es más peronista tradicional y Máximo tampoco lo quiere a Santoro, desde que votó a favor del acuerdo con el FMI. Por eso, podrían buscar una interna con una candidata de La Cámpora”, asegura un oficialista que sigue la puja en el distrito. Malas noticias para Máximo: si el peronismo nunca pudo hacer pie en la Capital, lo de La Cámpora es menos taquillero todavía.
Fuente Clarin
