Visitar el Salón Rico de Medina Azahara es una curiosa experiencia que oscila entre el esplendor de algunos motivos decorativos restaurados, la imaginación de lo que llegó a ser, multitud de elementos ornamentales en el suelo y no pocos andamios, sacos de cemento y herramientas variadas repartidas por los rincones. Entre la rememoración del pasado y el duro trabajo de restauración del presente, se desarrollan visitas guiadas de corta duración con un nombre que saca una sonrisa por su sentido del humor: ‘ El Salón Rico abierto por obras ‘. Con cinco pases los sábados y los domingos, cordobeses y visitantes pueden acercarse al que fuera lugar dedicado a las recepciones del califa Abderramán III .Y esas recepciones resultaban costosas. A veces la persona que la solicitaba tenía que esperar incluso años hasta ser recibida. Así lo explica la guía cultural Pilar Vázquez Llorente , una de las responsables de explicar al público los entresijos del Salón Rico. Tras un tiempo trabajando en el yacimiento maya de El Mirador, en Guatemala, Vázquez ha vuelto a su ciudad natal, cambiando la selva centroamericana por el calor de verano de Córdoba, que convierte a Medina Azahara ya desde primeras horas de la mañana en un ensordecedor concierto de cigarras.Entre las 10.30 horas y las 14.15 tienen lugar cinco pases cada sábado y domingo entre el 27 de abril y hasta el 15 de diciembre. Este programa surge a raíz de otro programa de visitas que tuvo lugar entre el 1 de diciembre y el 10 del mismo mes del año pasado, y que ponían fin al cierre de este espacio durante 14 años . De esta forma, una treintena de personas por pase (como mucho) pueden conocer la marcha de la restauración y los principales datos históricos que describen al lugar. Gruta tapada por rocasEn uno de los momentos de la visita, se produce un verdadero contraste que ofrece la medida justa de la titánica tarea que durante décadas han llevado a cabo numerosos equipos de arqueólogos . La guía Pilar Vázquez enseña una antigua foto en blanco y negro. Es el aspecto con el que se encontró el lugar el arquitecto Félix Hernández , fallecido en 1975 y gran impulsor del yacimiento . Director de las excavaciones en el conjunto desde 1924 hasta 1936, y en una segunda fase desde 1944 hasta su muerte, la fotografía en concreto, de los años 40, muestra un irreconocible Salón Rico, más bien una especie de gruta tapada por rocas.Noticia Relacionada PATRIMONIO estandar No Salón Rico de Medina Azahara: 14 años cerrado y 12 desde el mecenazgo para rehabilitarlo Rafael Aguilar Fue el PSOE quien arrancó con la idea en la Junta sin apenas avances de consideración, y el PP lo ha materializado desde 2019El último cierre que sufrió se correspondió con unas malas adjudicaciones en el año 2009 , que paralizaron unas restauraciones que debían durar solamente dos años. En 2014, llegó la ayuda de World Monuments Fund para una segunda fase, pues la primera quedó en suspenso. Ahora el Salón Rico se abre a los visitantes como forma de reafirmarse ante los incomprensibles problemas burocráticos.La visita empieza en torno a la alberca y un jardín que en su momento debió estar lleno de rosales, higueras, naranjos y «sobre todo, palmeras», como recordaba la guía cultural. Posteriormente se pasa al interior, donde se crea un juego entre la explicación de los procesos de restauración y lo que fue exactamente el salón en el siglo X: «Hablamos de temas técnicos y arqueológicos pero, al estar todo destruido, siempre hay que añadirle algo de imaginación », corroboró Pilar Vázquez. «Hay que destacar la gran labor que hicieron todos los escultores para tallar la decoración vegetal del Salón Rico », destacó respecto a la belleza que imprimieron los pretéritos artistas árabes, más tarde rescatada en parte mediante tableros que se han podido ir recuperando y colocando en su sitio.El modo en que los arquitectos cordobeses lograron averiguar la altura del salón mediante determinadas comparativas con la Mezquita o la existencia de una biblioteca con más de 4.000 manuscritos, las alfombras usadas y la organización de las visitas, confluyen en un momento señalado por la guía: « Ahí estaba el califa ». Y Abderramán III sentado en su trono en la mente de los visitantes, quizá a la manera de cada cual, pero como emanación sin duda de la ingente labor de muchas personas a lo largo de lustros. Tras el califa redivivo, un sinfín de selfis y fotos dan paso a la siguiente visita .
Fuente ABC