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Dicen, de ambos lados, que no se habló de la ley que impulsa el Gobierno para el manejo de la pandemia. Pero la sorpresiva aparición del jujeño Gerardo Morales este viernes en una Casa Rosada que por el viaje de Alberto Fernández por Europa lucía semi vacía generó especulaciones de todo tipo.
Al cabo, la cita era con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien estuvo al frente del proyecto desde que el Presidente anunció su envío. Sin embargo, tras la salida del gobernador, nada cambió y el rechazo a la iniciativa se mantiene: la orden para los legisladores de Juntos por el Cambio de esa provincia sigue siendo acompañar la postura del interbloque opositor.
Morales se asomó por la explanada de Avenida Rivadavia a las 11.31 y enfiló rumbo al primer piso. Unos minutos después, Cafiero regresó a su despacho, con quien había arreglado el encuentro el jueves a la noche, ya que esta vez el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, con agenda fuera de la Rosada, no pudo participar.
Desde el entorno del gobernador aclararon a Clarín que durante la charla, de alrededor de 40 minutos, no se habló de la ley que contempla una delegación de facultades de las provincias al Presidente para imponer medidas y restricciones ante la pandemia. “Fue una buena reunión. No se habló nada del tema. Hablaron del plan (de la provincia) para la producción de baterías de litio en la Argentina”, indicaron.
“Fue una reunión a agenda abierta, no se habló de esa ley”, coincidieron desde Nación. Y naturalizaron el encuentro al recordar que Cafiero y Morales “hablan muy seguido”.
Tanto Cafiero como Morales optaron por no hacer declaraciones tras la reunión.
La influencia del jujeño en el Congreso es clave. Y podía ser la llave para que el oficialismo le pudiera imprimir un trámite sin complicaciones en el Congreso.
Pero nada cambió tras el paso de Morales por la Casa Rosada. El gobernador, que ya había manifestado su decisión de que los legisladores que le responden directamente acompañen la posición del interbloque de Juntos por el Cambio, no cambió de opinión. “La semana que viene hay reunión de JxC presencial y allí se definirá qué hacer con el proyecto”, sostuvieron cerca del mandatario, al anticipar que no habrá sorpresas.
El oficialismo confiaba en lograr que Morales diera luz verde para que los diputados nacionales Jorge Rizzotti y Gabriela Burgos, que se mueven en tándem con los deseos del gobernador, se diferenciaran del interbloque opositor, como ocurrió con el impuesto a las grandes fortunas o con el Presupuesto 2021.
“(Cafiero) no le pidió nada sobre ese tema”, insistieron fuentes al tanto de lo que conversaron los dirigentes, despejando cualquier polémica. En el Gobierno comprenden que en el contexto en el que se da la discusión del proyecto, tras la puja con la Ciudad por las clases presenciales y el fallo adverso de la Corte Suprema de Justicia, el gobernador no puede desmarcarse internamente.
Y la alternativa de incluir un artículo que invite a las provincias a adherir, que podría destrabar el proyecto, por ahora no gana terreno entre los articuladores oficialistas.
Es que desde ambos sectores se esfuerzan por mantener la buena sintonía que especialmente a partir de la pandemia tejieron Alberto F. y el gobernador de Jujuy, a pesar del fuego cruzado entre oficialismo y oposición, y el desgaste en la relación entre el Presidente y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, otro referente cambiemita.
A Morales, ese espíritu dialoguista apoyado más en su preocupación sanitaria y en cierta distancia con el ex presidente Mauricio Macri, le valió críticas internas -casi siempre por lo bajo- desde ala dura de JxC, mientras que el jefe de Estado hace equilibrio para evitar dardos desde el kirchnerismo, que ve al gobernador como el principal responsable de los problemas judiciales de Milagro Sala.
Fuente Clarin
