Verano, vacunas y contagios con la variante Delta en Italia: ¿un espejo para lo que viene en la Argentina?

El verano feliz de los italianos naufraga con la variante Delta de coronavirus que se multiplica rápidamente por su capacidad de contagio y que muy posiblemente atacará también en la Argentina porque se difunde por todo el planeta. Una vez más, la experiencia europea anticipa lo que tocará meses después en el Hemisferio Sur.

Los sueños de los italianos del verano feliz al comienzo de la temporada estival boreal se ha convertido en una incógnita: la mitad de los habitantes mayores de doce años, unos 27 millones, han completado las dos dosis de inmunización. Pero quedan muchos por vacunar. Y al menos otros 17 millones afrontan inermes la variante Delta, mucho más contagiosa aunque no más letal.

La rapidez del crecimiento de las infecciones es impresionante. Los contagios eran 300-400 diarios a fines de junio y el domingo pasaron los tres mil. Los expertos estiman que a fines de julio habrán superado los 10 mil casos cada 24 horas y en agosto llegarán a 30 mil.

Tras soportar una segunda y tercera ola, que duplicaron desde octubre de 2020 el número de muertos de la primera y que este dejaron en total 127.795 víctimas fatales, la primera en Europa, el segundo verano con la pandemia lucía como la despedida de la pesadilla.

Millones de italianos salieron o reservaron sus vacaciones dentro y fuera de la península.

Pese a los contagios, la baja de los datos más negativos se refleja hasta hoy. Este domingo, el número de muertos descendió a tres en todo el país, en las salas de terapia intensiva que pueden recibir hasta ocho mil pacientes graves residen solo 157 y en las áreas hospitalarias queda solo un 2% de internados.

Es el crecimiento de casos, que parece enloquecido, lo que explica la gravedad de la amenaza de la variante Delta. La victoria italiana en el campeonato europeo está pegando un coletazo, sobre todo en Roma.

El bar y pizzería “Clifton”, donde deliraron de alegría muchos jóvenes en el barrio de Monteverde que siguieron por televisión el partido en que Italia derrotó a Bélgica, es ahora un triste recuerdo que ha dejado 97 contagiados.

Roma, capital de la región del Lazio, llevó la alegría nacional y los festejos al clímax en las celebraciones de la victoria el lunes 12, cuando el ómnibus descubierto con todos los jugadores desfiló por el centro de la Ciudad Eterna y terminó en los abrazos distanciados debido a la pandemia del presidente de la República, Sergio Mattarella.

Un título periodístico sinterizó la borrachera colectiva: “Pagaremos estos excesos”. Los números de los contagios que se multiplican contienen los resultados de la violación masiva de la prudencia sanitaria.

También en el resto de Italia se vivieron jolgorios similares imposibles de contener. Roma y el Lazio registraron un aumento del 178% en los contagios.

La llegada de la variante Delta, que está copando a toda Europa, arruinó de golpe el verano feliz. El año pasado la segunda oleada llegó a principios de octubre. Ahora, en cambio, la pandemia volvió al centro del escenario en pleno verano, en julio, que equivale al enero argentino.

Y en agosto, nuestro febrero caliente, las perspectivas son peores marcan jornadas con probables 30 mil contagiados por día.

“El virus nos ha robado el verano”, dijo una jovencita ante las cámaras de televisión. En un santiamén llueven las cancelaciones de reservas en el exterior y en la misma Italia. La gente quiere prepararse otra vez para las restricciones que detesta.

Centenares de jóvenes que han viajado en grupos a Malta o a Dubai con programas de divertirse y aprender inglés, están volviendo en vuelos especiales tras vivir humillantes cuarentenas y aislamientos obligatorios para los contagiados.

Tras el ejemplo francés

El gobierno estudia seguir los pasos de Francia, que implantó un “green pass” (pase verde) obligatorio para entrar en bares y restaurantes, cines, salas de baile, estadios y todos los centros donde el peligro son los amontonamientos y las cercanías que contagian. Se anunció que cinco millones de mayores de 50 años y otros seis millones de menos de 30 siguen sin vacunarse.

La estrategia del “green pass” es reanimar los centros de vacunación, en los que ralean los voluntarios para vacunarse. Desde agosto sería obligatorio el pase europeo para utilizar los medios de transporte de larga distancia, ir a bailar, nadar, hacer fierros en los gimnasios o divertirse en los estadios, los teatros, el cine y las salas de baile, solo aptos para vacunados.

Para obtener el “green pass” hace falta hacerse las dos vacunas y esperar quince días después de la segunda, para asegurar la inmunización.

El general Francesco Figluolo, que comanda la campaña masiva de inoculaciones en centenares de centros, anunció que se ha decidido volver a anticipar los tiempos para las segundas dosis, reduciéndolas a 21 días para Pfizer y Moderna, las dos vacunas consideradas “vox populi” como las más seguras.

Se están organizando nuevas jornadas llamadas “Días Abiertos”, en los que es posible vacunarse sin hacer reservas previas en varias partes de Italia.

Vacunas, en todas partes

Ciudades como Roma, Turín, Génova y Nápoli aceptaron el convite del general Figluolo, mientras que en las ciudades e islas balnearias se ofrecen vacunas a los turistas que se quedan al menos dos semanas.

En Bolonia, las jeringas antivirus han sido llevadas a los mercados populares. En la autopista del mar en el sur, paseos en naves incluyen vacunaciones entre Nápoles y Sicilia.

Los científicos advierten que en España, donde la acción de la variante Delta comenzó antes que en Italia, existe ya la experiencia del aumento significativo de las internaciones en terapia intensiva.

Los candidatos más frágiles al virus indio, donde nació el hoy bautizado Delta, son los mayores de 60 años no vacunados, que en Italia suman 2,5 millones. Los que han recibido una sola dosis tienen una protección baja. Los inmunizados que se contagian, aseguran los especialistas, se enferman menos y tienen muchas posiblididades de evitar el hospital, la terapia intensiva y la muerte.

Un problema serio es que Italia recibirá 45 millones de dosis de los laboratorios internaciones, la mitad de lo prometido, en el tercer trimestre, casi todos de Pfizer y Moderna.

La llegada para quedarse de la variante Delta y su poder de contagio estimula un espectro más amenazador. El de la aparición de una variante resistente a todas las vacunas.

La Organización Mundial de la Salud señaló que el peligro existe. Para afrontarlo sería necesaria una nueva dosis que afrontara la pésima novedad. Pfizer, Astrazeneca, Moderna son los laboratorios que están haciendo los estudios más adelantados que obligarían a nuevos, colosales esfuerzos a nivel mundial.

Roma, corresponsal

ap​

Fuente Clarin