Producto de un acuerdo de intercambio de información de inteligencia entre Estados Unidos y Gran Bretaña, el espionaje cibernético que realizó la National Security Agency (NSA, sus siglas en inglés) sobre Latinoamérica llegó a los cuarteles de inteligencia británicos que habrían monitoreado la política de exploración petrolera argentina en el Atlántico sur, entre otros asuntos de interés.
El periódico reveló que la información útil del software Prism, el programa de la NSA para interceptar comunicaciones de empresas globales de internet como Google, Facebook y Yahoo fue compartida con su par de la inteligencia británica conocida por el acrónimo GCHQ (Government Communications Headquarters).
Esta oficina, que en la orgánica es responsabilidad del canciller William Haghe, se encarga de proveer inteligencia electrónica (comunicaciones, imágenes, descifrar códigos, etc) al gobierno inglés y a las fuerzas armadas, está ubicada en Cheltenham (sudoeste de Inglaterra). El blanco de la vigilancia electrónica habría sido, entre otros, las comunicaciones de grupos empresarios argentinos y extranjeros del sector petrolero con participación en exploraciones offshore.
En 2010, 2011 y 2012 el gobierno de Cristina de Kirchner intensificó la presión política y diplomática con Gran Bretaña a raíz de la iniciativa de los kelpers de explorar la cuenca marítima en disputa en búsqueda de hidrocarburos. Se dispusieron restricciones y controles a buques mercantes en tránsito desde el continente a las Malvinas para bloquear la logística a la operación petrolera isleña.
La agencia GCHQ trabaja con el programa; Tempora que reúne y almacena mails, conversaciones de celulares, datos de fibra óptica y de Skype y los comparte con el soft Prism estadounidense en una nube de millones de datos encriptados.
La existencia del programa y del uso compartido de la información fue hecha pública en documentos que Snowden mostró a The Guardian. “No es solo un problema de Estados Unidos. El Reino Unido tiene un perro enorme en esta pelea” dijo Snowden a su entrevistador del diario inglés. “Ellos (por GCHQ) son peores que los de Estados Unidos” agregó el ex contratista.
El 26 de junio pasado, durante una visita oficial, Haghe, canciller británico, defendió la política de compartir información de inteligencia que existe entre Gran Bretaña y los Estados Unidos, cuando arreciaban las críticas no sólo de Latinoamérica sino también en la UE, por caso Alemania que también fue blanco de la vigilancia electrónica clandestina.
Haghe dijo que “los dos países actúan en un marco legal estricto y necesitan trabajar en secreto para derrotar al terrorismo”. El periódico londinense expuso que el soft Tempore es parte de un megaproyecto de la agencia de inteligencia británica GCHQ denominado “Mastering the internet” y que el año pasado 550 analistas de ambas naciones trabajaron en la evaluación de los datos almacenados.
La agencia británica era conocida antaño como Government Code and Cypher School (GC&CS) y fue la encargada de romper la clave de la máquina cifradora Enigma que los alemanes usaron en la Segunda Guerra Mundial. El resultado de aquella operación de inteligencia permitió develar la posición de los submarinos alemanes (los temibles U-Boat) y su consecuente destrucción a manos de los aliados.
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