Está cerrando el 2020 y todavía no están las bases para que se cumplan los objetivos que la Casa Rosada dice cumplirá en el presupuesto 2021. El ruido que generan las internas en el Frente de Todos no permiten confiar en un sendero macroeconómico estable y llama mucho la atención las expectativas que depositan los funcionarios nacionales en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, sobre el que hay muy poca confianza porque ya demostró no estar a la altura de las circunstancias durante el gobierno de Mauricio Macri.
Llegó la misión del Fondo Monetario Internacional a la Argentina en plena baja de los dólares paralelos (MEP y CCL) e informal (BLUE) y varias señales de la Casa Rosada para romper el 4,5% de déficit fiscal primario proyectado para 2021.
Sin embargo, no está clara la estrategia con la que el Banco Central evitaría una nueva devaluación del peso, bajaría las brechas a un esperable 25% o 30% y reforzaría sus reservas para consolidar la estabilidad macroeconómica.
Un déficit de 3,5% sigue siendo muy alto, sobre todo porque eso sería financiado en su gran mayoría con emisión monetaria, que ya en 2020 es la más alta de la historia argentina.
Gabriel Rubinstein, ex representante del Banco Central durante el gobierno de Néstor Kirchner, analizó: “Lo que tenemos que esperar es que las negociaciones con el Fondo se encaucen lo más rápido posible. Son, prácticamente, la mayor esperanza de estabilización en Argentina y de que lo que se logró en los últimos 15 días -baja de dólar y demás- pueda ser el inicio de una etapa realmente más tranquila con recuperación económica. Si la negociación con el Fondo no properasen, las dificultades volverían con pronóstico reservado
En cambio, si las negociaciones prosperan, hay muchas más chances de que la economía funcione bien”.
El ex director ejecutivo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y consultor, reveló: “Las negociaciones podrían no prosperan porque no necesariamente tienen que ponerse de acuerdo. Argentina tiene varios flancos y uno es el déficit fiscal, sobre el que ahora Guzmán se muestra decidido a avanzar más rápidamente, pero se sabe en la City que Guzmán tenía un presupuesto de 2% del PBI de déficit que se lo bocharon. Se comenta que fue el Instituto Patria el que se lo bochó y se lo llevó a 4,5%, y ahora están queriendo volver a 3%, 3,5% o menos de 4%, lo cual sería bienvenido, pero hay pujas”.
Al aire de LN+, Rubinstein sentenció: “Guzmán muchas veces habló de que hay que ir hacia el superávit fiscal. También lo hizo en las negociaciones por la deuda. Y, en realidad, debería ser un objetivo de Alberto Fernández: cuando él siempre habla de Néstor Kirchner, de los años 2003, 2004 y 2005, el superávit fiscal primario era del 4% del PBI. Desde el final de Néstor Kirchner y en el gobierno de Cristina Kirchner se pasó de ese superávit del 4% a un déficit del 5%. Se perdieron 9 puntos y diría que esa fue la madre del borrego, incluyendo el cepo, el gobierno de Macri y los problemas actuales.
Si se hacen las cosas bien, en 3 años tendríamos que estar en 2 puntos de superávit fiscal”.
En tanto, el economista, director de la consultora Invecq y docente en la Universidad del CEMA, Esteban Domecq, habló en Ámbito Financiero de 3 escenarios posibles y consideró que “la devaluación es inevitable”:
Periodista: Cuando la Argentina devaluó en 2002 el traslado a precios fue limitado, ¿qué sucedería hoy ante un eventual salto cambiario?
Esteban Domecq: La situación es diferente. Es mucho más parecida a la del 1975-1976 o a la de 1988-1989. En esos escenarios teníamos devaluación permanente, una economía sobre monetizada, con divergencia fiscal y todo eso, a pesar de la contracción económica, se iba a precios. Pensemos que tanto Kicillof en 2014 como Sturzenegger en 2018 tenían reservas netas, que es la gran diferencia respecto de ahora, y aún así se les fue el dólar. A Cambiemos el tipo de cambio se le multiplicó por tres, pese a que tenía u$s30 mil millones de reservas netas. Ahora hay 0. Y hoy el nivel de monetización es similar al del primer trimestre de 2018, por lo que hay mucho excedente de pesos. El riesgo es que si cae la demanda de dinero como en aquel momento el dólar no multiplicaría por 3, multiplicaría por 10 y podríamos terminar en un escenario de híper estanflación.
P.: ¿Prevé eso para 2021?
E.D.: No. Hay tres escenarios posibles. Por un lado, uno de control, que es el que busca el Gobierno. En sí el Gobierno armó un puente hasta diciembre, en el que deben aprovechar para recomponer reservas y que la brecha ceda hasta, por lo menos, el 50%. Luego hay un segundo puente hasta marzo, en el cual se debería negociar un acuerdo con el FMI y luego con el Club de París, ya que Argentina tiene vencimientos por u$s10 mil millones con organismos internacionales para el año que viene. Si sale bien esa estrategia, Argentina el año que viene podría recuperarse 5 o 6 puntos, con 45% de inflación. A ese escenario le asigno entre un 5% y un 10% de probabilidades. Si fracasa el objetivo del Gobierno hay un escenario alternativo, el segundo mejor, y para mí es el más probable, y es uno de descompresión, con devaluación ordenada. Para eso se necesita un orden, un programa consistente, un equipo coordinado y acuerdo con el FMI. Ahí podría haber una recuperación de 5% o 6%, pero con 50% o 60% de inflación. Y a este escenario yo le asigno 50% o 60% de probabilidad. Pero también hay un 30% o 40% de probabilidad de un escenario negativo, en el que se van las variables nominales fuera de control y puede haber una inflación de 80%, 120% o 150%, con un dólar mucho más alto.
P.: ¿Se puede evitar la devaluación?
E.D.: Para mí es inevitable. La pregunta es cuánto, cuándo y en el marco de qué. Yo le creo al Gobierno cuando dice que no quiere devaluar: nadie quiere devaluar. Macri no quería devaluar, Cristina tampoco, Duhalde tampoco. La que te devalúa es la macroeconomía, porque tenés una anomalía, un desequilibrio.
P.: Que Guzmán haya tomado las riendas de la economía, ¿mejora las expectativas?
E.D.: Tengo dudas. Hay una coalición política muy heterogénea. La confianza empieza con lo que pasa con el frente político y luego derrama en el equipo. Después, si hay equipos más o menos fuertes o unificados, puede mejorar o agravar este cuadro de crisis de confianza. Pero yo no creo que este empoderamiento del ministro de Economía pueda ser una bisagra en términos de recuperación de confianza. Lo que sí puede mejorar es este viraje que se está viendo, cuando dicen “vamos a financiar menos con emisión”, “vamos a tratar de reducir el déficit de los últimos meses de este año”, “vamos a reducir la monetización del año que viene”, “vamos a acelerar la negociación con el Fondo”. Esas medidas sí implican tratar de resolver el problema de fondo. En el programa pre-pandemia vimos un equipo económico que entraba con cierta moderación macroeconómica, con cierta prudencia fiscal. Pero el covid los sacó del eje.
En este marco de fuerte escepticismo sobre el programa económico que intenta relanzar el gobierno nacional con el sello del FMI, Horacio Liendo, ex funcionario que formó parte de la mesa chica de Domingo Cavallo en los ’90 entre quienes diseñaron el Plan de Convertibilidad, propuso dar curso legal al dólar porque, advirtió, “creo que se han creado condiciones para que haya una aceleración de la inflación”.
Al aire de LN+, detalló que “hay muchos precios relativos que están reprimidos: tarifas de servicios públicos, precios máximos, otro tipo de controles, el cepo cambiario. Entonces, esta situación hace que sea posible en un contexto de muchísima emisión como la que ocurrió y la que se proyecta, que no sabemos muy bien qué va a ocurrir con el presupuesto del año que viene en virtud de las negociaciones que están en marcha con el Fondo Monetario Internacional, pero está previsto una emisión de dinero muy, muy, importante”.
“Pese a depresión económica con una caída del 12% al 15% del Producto Bruto Interno, que generalmente da un superávit comercial muy importante, estamos viendo que el balance comercial se está deteriorando por la subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de importaciones y una demanda de importaciones adicionales. Entonces, mientras ese balance se siga deteriorando, la devaluación va a resultar inevitable, pero con este nivel de restricciones operativas para ese mercado también es impensable que vengan inversiones e ingresen capitales.
En consecuencia, hay una grave situación que requiere una nueva organización económica. Es decir, el ciclo que empezó en 2002, está llegando a su fin. Esto no es sostenible en el tiempo”, insistió.
El FMI en la Argentina
El ministro de Economía, Martín Guzmán, recibió a los integrantes de una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo con el que buscará acordar un programa de facilidades extendidas para el pago de una deuda de US$ 44.000 millones.
Guzmán, acompañado por el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, recibió a la delegación del FMI encabezada por la directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack; el jefe de la misión del FMI para Argentina, Luis Cubeddu; y el representante residente del FMI en Argentina, Trevor Alleyne.
“Ambas partes consideraron la reunión como productiva. Se espera que la misión del FMI continúe su trabajo y mantenga otros encuentros con autoridades económicas del país en los próximos días”, señaló el Palacio de Hacienda esta noche a través de un comunicado.
El nuevo programa daría un margen de, al menos, cuatro años y medio para comenzar a pagar el dinero adeudado e incluiría la presentación ante el Congreso de un programa de consolidación macroeconómico plurianual, en el cual se determinarán las metas fiscales, monetarias y financieras para cumplir con un sendero de equilibrio hasta 2025.
“El staff del FMI y el Gobierno argentino consideran que en las circunstancias actuales, ese tipo de programa es la mejor alternativa disponible”, dijo Guzmán el lunes a periodistas de agencias internacionales.
Antes de la llegada de la delegación del FMI, el oficialismo anunció que presentará en el Congreso una nueva ley de Movilidad Jubilatoria para que los reajustes se hagan de manera semestral y en base a un índice que combina en partes iguales la variación del salario y la recaudación tributaria, similar al que rigió entre 2008 y 2017.
Además, Guzmán también anticipó ayer que en el transcurso de la semana girará un proyecto de ley al Congreso para fortalecer la sostenibilidad de la deuda pública, en la que se propondrá que todos los préstamos en divisas extranjeras deberán tener previamente la aprobación del Parlamento, al igual que los programas que se negocien con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En lo que respecta a la misión, desde el Fondo destacaron que “no hay fechas establecidas para finalizar las negociaciones”, aunque fuentes consultadas por Télam precisaron que la delegación podría permanecer dos semanas en el país.
Fuente Urgente24