La noticia puede resumirse en unas pocas líneas: luego de luchar durante 12 años en la Justicia de Río Cuarto (Córdoba), Rosa Sabena (65) logró que se condenara por “encubrimiento” a la mujer policía que debía investigar la desaparición de su hijo. Para conseguirlo, Rosa estudió Derecho, se recibió de abogada, lideró la querella y sorteó mil trabas.
En el fallo -que se demoró muchas veces por la pandemia y por los planteos de la defensa- los jueces Daniel Vaudagna, Natacha García y Mariano Correa le impusieron a la sargento Nancy Salinas (48) la pena de 3 años y 10 meses de prisión. La pena es de cumplimiento efectivo y eso quiere decir que, si queda firme la sentencia, la policía irá a la cárcel.
El delito que le imputaron a Salinas fue “encubrimiento por favorecimiento personal doblemente agravado”. Esa es la calificación formal del Código Penal en la cual se encuadró su conducta: nada menos que proteger a los Vargas Parra, una familia de narcos de Río Cuarto, autores de la desaparición y crimen de Nicolás.
Durante el debate oral Salinas negó los cargos, se declaró inocente e, insólitamente, contó con el apoyo del fiscal de juicio Daniel Miralles quien, a la hora de los alegatos, pidió para la sargento una pena condicional de dos años, exactamente la mitad de lo reclamado por Sabena como querellante.
Nicolás Sabena fue asesinado en Río Cuarto y por el caso quedó complicado el clan Vargas, una organización narco cordobesa.
Ese momento, el de los alegatos, fue especialmente doloroso para Rosa ya que tuvo que escuchar cómo el fiscal elogiaba a la acusada. Miralles incluso contó en su alegato que a Salinas llamaban “Nikita” dentro de la Policía. Se supone que el apodo remite a la serie de los 90 “La Femme Nikita”, que tenía como protagonista a una superagente de una poderosa organización paraestatal.
Para los jueces de la Cámara del Crimen (al menos para dos de ellos, porque el fallo fue en mayoria) “Nikita” Salinas tenía una estrecha relación con los Vargas Parra porque los protegía y no, como la defensa intentó argumentar, como estrategia para que confiaran en ella y utilizarlo como método de investigación.
Por eso la condenaron y la lectura del veredicto emocionó tanto a Rosa Sabena que lo único que atinó a a hacer fue girar en su silla y abrazarse a su otro hijo, Federico (29), quien la acompañó en la sala de audiencias y está a punto de recibirse de abogado.
Las escuchas
Durante el juicio se reprodujeron escuchas tomadas por la Justicia poco después de la desaparición de Nicolás, cuyo cuerpo nunca fue encontrado. En ellas se oye a Salinas hablar con el jefe del clan, José “Pepe” Vargas. Fueron contundentes. Una de ellas, a las que accedió Clarin:
-Hola Pepe, la Nancy te habla.
-¿Qué Nancy?
-La Nancy Salinas , de la Policía. Te habla la Nancy de acá, de Investigaciones, Pepe.
-Sí, hija…
-La ropa esa, ¿sabes qué?, tenela ahí y mañana a la mañana me la alcanzás, ¿sabes?
-Bueno…
-Yo ya hablé con la doctora y todo, vos no te hagas problema.
-Bueno mamita.
El diálogo entre Salinas y Vargas ocurrió el 3 de noviembre de 2008 y dejó al descubierto una historia de narcos, crimen y corrupción que ya lleva 12 años, exactamente desde el día 14 de septiembre de 2008 cuando Nicolás fue visto por última vez en la casa de los Vargas. La principal hipótesis es que el chico se rebeló y no quiso vender drogas para ellos, y por eso lo mataron.
“Pepe” Vargas fue condenado a 18 años de prisión en 2014 por el delito de “privación ilegítima de la libertad coactiva calificada por la participación de tres o más personas”. Sus dos hijos (Lucía “Cori” Vargas Flores y José “Yaca” Vargas Flores) recibieron penas de 17 y 16 años.
Pero Rosa siempre sostuvo que el clan había contado con la protección de la Policía local. Y ahora con la condena a Salinas la Justicia comienza a darle la razón también en este punto.
“El tribunal actuó correctamente. Lo que espero ahora es que el Poder Ejecutivo saque de la Policía a esta mujer”, le dijo a Clarin Rosa, quien acusa a otros dos agentes de “encubrimiento”.
Ya elevado a juicio está el comisario Gustavo Oyarzábal, que fue pasado a disponibilidad el 31 de enero de 2019. Oyarzábal no cayó por el caso de Nicolás Sabena, aunque Rosa lo acusó formalmente en 2011.
Claudio Torres, asesinado en Río Cuarto y en cuya causa también hay policías implicados.
El policía, jefe de Investigaciones de Río Cuarto, fue preso por encubrir el crimen de Claudio Torres (43), un narco de esa ciudad asesinado por sicarios el 16 de de 2019. Oyarzábal era íntimo de Gabriel Bossi, mano derecha de Torres y marido de Lucía “Cory” Vargas.
El tercer policía en cuestión es el comisario Fernando Pereyra, flamante jefe de la Departamental Roca. La fiscalía ordenó el archivo de la acusación contra él pero Rosa Sabena, en su rol de querellante, se opuso: apeló y por eso la cuestion aún sigue abierta.
Como desde el primer día Rosa sigue adelante. Contra todo pronóstico fue logrando Justicia para su hijo. Logró mucho. Pero todavía falta.
GL
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