
“Thor: Amor y trueno” no lo hace, salvo tal vez por el agregado de múltiples chistes bobos que, por otro lado, ya se habían notado en la anterior película del vikingo amartillado que también dirigió Taika Waititi. En medio de ese humor elementales, que sólo unas pocas veces funciona, hay una trama mínima que muestra a un maligno ser vengativo y albino, interpretado por un Christian Bale sobrecaracterizado y decidido a raptar todos los niños del reino de Asgard. Thor le pide ayuda a su antigua novia, Jane Foster (Natalie Portman) y también, entre otros, a la Reina Valkyria (Tessa Thompson).
La trama no se sostiene demasiado pero, en el medio, siempre hay muchos artilugios visuales, además de personajes famosos invitados, en este caso Chris Pratt y sus “Guardianes de la galaxia” (saga de la que estos últimos films de Thor toman prestado el espíritu jocoso) y hasta un inesperado Russell Crowe que encarna a un dios de otras latitudes, nada menos que Zeus. Todo es una ensalada gigantesca recubierta por tantos efectos digitales que, en un punto, la película parece de animación. Sin embargo en lo visual hay una parte interesante que es cuando la película se interna en el mundo del villano Christian Bale y todo se torna blanco y negro. Despareja y poco coherente como es a todo nivel, esta nueva película de Thor siempre tendrá a su favor el carisma de este personaje clásico y clave dentro del ya desgastado Universo Marvel.
“Thor: Amor y trueno” (“Thor: Love and Thunder”, EE.UU., 2022). Dir.: T. Waititi. Int.: C. Hemsworth, N. Portman, C. Bale.