Por Agustin Beitia
El largometraje, dirigido por Nicolás Canale, de Faro Films, planta cara a la visión desangelada y lastimosa de “Los chicos de la guerra” para mostrar la bravura, hazañas y patriotismo que exhibieron desde soldados hasta oficiales.
El componente épico que tuvo la intervención de las fuerzas argentinas en la Guerra de las Malvinas, ese que se había borrado cuidadosamente de la historia y sin embargo fue emergiendo de a poco, como esas cosas que ya no se pueden tapar, es expuesto con toda nitidez en un nuevo documental titulado 1982. La gesta, cuyo preestreno tuvo lugar hace unos días en la sala Leopoldo Lugones del Teatro General San Martin.
El filme, realizado con motivo del 40 aniversario de la guerra, reúne el testimonio de más de una veintena de veteranos, desde soldados hasta oficiales, y se espera que llegue a los cines de todo el país en las próximas semanas.
Los responsables de la película son un grupo de jóvenes nucleados en la productora Faro Films, que busca salir así a disputar “la mirada que se promueve desde hace años” sobre el conflicto en el Atlántico Sur. Así lo destacó uno de los productores, Santiago Molina Pico, antes de la proyección privada en el Teatro General San Martín, a la que asistió medio centenar de espectadores, entre ellos algunos empresarios y un representante del Banco Ciudad, que facilitó la sala.
El largometraje, dirigido por Nicolás Canale, que es también responsable del guión, ofrece una exposición de lo sucedido sin complejos, aunque, a la vez, realista. No oculta las limitaciones de recursos que padecieron las fuerzas argentinas, su desventaja tecnológica, los errores de cálculo en la planificación militar y las fluctuaciones en el humor de la sociedad, que pasó del fervor inicial a darle la espalda a los veteranos.
La cinta se abre con una imagen actual del edificio de correos de las islas, como si fuera un testigo mudo de lo ocurrido hace cuarenta años, para luego retroceder, precisamente, a ese fervor contagioso que congregó a una multitud de argentinos en la Plaza de Mayo tras la recuperación de las Malvinas.
Una multitud entre la cual se encontraba alguno de los que luego serían convocados a combatir, como queda en evidencia en el documental.
De ese arrebato popular, y de las circunstancias en que cada uno de los veteranos recibió la citación para ir al frente, se entra de lleno en un repaso de los momentos más relevantes de aquellos 74 días que transcurrieron desde la “impecable” Operación Rosario, que permitió la recuperación de las islas, hasta la rendición de Puerto Argentino.
RECURSOS
El resultado es un retrato vívido y emotivo de lo ocurrido en el terreno, contado a cámara por los mismos protagonistas del combate.
Los testimonios de los pilotos Pablo Carballo y Carlos Tomba; los infantes Esteban Vilgré Lamadrid, Lautaro Jiménez Corbalán; Carlos Daniel Esteban; el soldado Walter Rubíes; y el comando Horacio Fernando Lauría, entre otros, se alternan con fotografías y filmaciones de época, ilustraciones y mapas que sitúan las acciones bélicas.
Conseguir las imágenes para el documental no fue tarea fácil. “Fue un arduo trabajo buscar el material adecuado para cada relato”, admite el director, Nicolás Canale, en una entrevista con La Prensa. “Se logró gracias a la ayuda de un gran equipo de amigos y productores asociados: Santiago BŠr, Santiago Molina Pico, Luis Ricoveri, Juan Widow, y sobre todo, en esta tarea particular, a Francisco Vásquez”, asegura.
Canale confía que también uno de los veteranos entrevistados, Roberto Reyes, les facilitó “un pendrive con fotos de excelente calidad” y que la Armada les dio una “gran variedad de material inédito”.
Algunas imágenes que muestran a las islas en el presente fueron filmadas por el propio Canale durante una visita que realizó a las Malvinas en el 2019 junto a cinco amigos, un viaje que surgió como el sueño hoy concretado de llevar al cine las hazañas de nuestros héroes. Ya al regreso de esa expedición, el director comenzó a escribir el guión del documental, pero hubo que esperar hasta febrero de este año para concretar el rodaje en diversas ciudades de la provincia de Buenos Aires, en la capital, Mendoza, Uspallata y Córdoba.
“Una de la ambiciones que teníamos -cuenta Canale- era filmar algunas escenas de ficción de batallas en un Regimiento en Pigüé, pero lamentablemente por cuestiones burocráticas del Ejército eso se frustró y entonces decidimos suplir ese vacío con dos recursos diferentes: algunas animaciones 2D y otras animaciones de fotografías de archivo fijas, como la de los ingleses rendidos con los brazos en alto y manos en la nuca”.
El guión también exigió un esfuerzo de síntesis. “Es imposible desarrollar todo en profundidad, pero creo que logramos hacer un buen resumen como para que el espectador salga con ganas de leer e investigar más”, responde.
A lo largo del filme, los protagonistas relatan desde la experiencia de cavar un pozo de zorro hasta la rudeza del clima y del terreno, con esa turba porosa donde se hundían y atascaban las ruedas de los aviones. Y desde las hazañas de nuestros pilotos para diezmar la flota inglesa hasta los fieros combates en la altura 234, en el Monte Longdon o en el Monte Tumbledown para frenar el avance enemigo.
Alguno de los veteranos, como Jorge Guidobono, del Regimiento de Infantería Mecanizada 7, hablaron por primera vez para esta película. Y hay anécdotas que también son inéditas y que no conviene revelar, como una, hilarante, que cuenta el ex soldado Walter Rubíes, y que distiende los ánimos.
TENSION
Los episodios narrados son de una tensión, un dramatismo y una emoción por momentos desbordante. Emoción que apenas pueden contener los veteranos al evocar los hechos y que inevitablemente se contagia al espectador. Como sucede también en el caso del hundimiento del crucero General Belgrano y, en particular, con el momento en que se da la voz de evacuación.
Lejos de aquella imagen desteñida y lastimosa de la película Los chicos de la guerra, que ayudó a fijar un canon interpretativo sobre la contienda que se volvió oficial, esta nueva cinta muestra a hombres que en cambio se ofrecían como voluntarios para misiones de las que posiblemente no volvieran y que aún hoy se muestran orgullosos de haber participado en la guerra.
La película, de 82 minutos de duración, rinde así un sentido homenaje a los soldados que pusieron en riesgo sus vidas durante el conflicto en el Atlántico Sur y a quienes cayeron en combate, destacando la hermandad que los unió, el coraje contagioso que los animó a superar el miedo, así como la fe y las oraciones que los sostuvieron en medio de los bombardeos.
Algunos veteranos definen a la guerra como “la última gesta patriótica” o como “la última carga de la caballería hispanocatólica contra el mundo anglosajón”. Muchos de ellos coinciden en que la Guerra de las Malvinas es “una causa patriótica aglutinadora, que une a los argentinos” en medio de tantas grietas. Y dicen también que “es un objetivo, una ilusión”, a la vez que reclaman una política clara para recuperar las islas.
El director del filme dice que para esta película no se inspiró en ningún estilo en particular, aunque enseguida admite que “seguramente uno tiene influencias que están en el inconciente”.
De sus preferencias en esta materia, señala documentales tan distintos entre sí como En un gran silencio, Los pibes, La Marcha de los Pingüinos o La Historia del Camello que llora. Pero, insiste, “creo que ninguno se asemeja a 1982 La Gesta”.
“De Malvinas había visto los documentales de Sandro Rojas Filártiga, que recomiendo, y otro reciente muy emotivo (Malvinas. El Regreso) sobre un grupo de veteranos del Municipio de Merlo que vuelve a las Islas por primera vez desde el conflicto”, comenta.
DE INTERES
Los realizadores del filme, que fue declarado de interés por el Senado de la Nación y por el Senado provincial de Mendoza, agradecieron el apoyo inicial que les brindó el Municipio de San Miguel y destacaron que más recientemente se comprometió también a ayudarlos el de Lanús.
Ahora buscan interesar a más municipios. Molina Pico adelantó que están en tratativas con el de Tres de Febrero, pero también con Córdoba, San Luis, Mendoza, Ushuaia, Misiones y Santa Fe. “Queremos llegar a todo el país”, señaló.
El objetivo es “llegar a todos los colegios para malvinizar, para que todos los argentinos se den cuenta de que realmente fue una gesta y que quienes fueron a combatir a las islas fueron héroes en serio”, señalaron.
El anhelo de transformar la cultura a través del arte
Faro Films, la productora del documental 1982. La gesta, nació como el sueño de un grupo de jóvenes de tener una productora “que promoviera la verdad y los valores más trascendentes”, en medio del debate por el aborto en la Argentina, cuando advirtieron la urgente necesidad de “dar la batalla por la defensa de la vida del niño por nacer”.
“Ese año fuimos, básicamente, la productora provida. No sólo a nivel nacional sino también latinoamericano”, afirma con orgullo ante La Prensa el cineasta Nicolás Canale, uno de los fundadores de Faro Films, quien aclara que la visión que tenían ya entonces era, sin embargo, mucho más amplia.
Como prueba de ello, apunta que hoy terminaron su primera película sobre la gesta de Malvinas al mismo tiempo que abrieron un espacio cultural (Cultura Faro) desde donde ofrecen diversos cursos y en donde acaban de estrenar su primera obra de teatro El Beso de María, escrita y dirigida por Matías Payer, uno de los socios de la productora.
Los fundadores de Faro Films son Canale y Patricio Dondo, a quienes se sumaron en 2020 Matías Payer y Claudia Echeverría.
Su primer trabajo fue, precisamente, durante ese debate sobre el aborto. Se trató de un videoclip sobre una canción de Romina Ayala que se titulaba “Yo los quiero a los 2” y que se utilizó para promocionar la que terminó siendo la multitudinaria Marcha provida del 25 de marzo de 2018.
A ese impactante video de 2″50 de duración, de inusual calidad visual y fuerza expresiva para provenir de un sector que no cuenta con la maquinaria mediática y cultural y los recursos de la izquierda, le siguió la cobertura de esa misma marcha que terminó por hacerlos conocidos. “Desde ahí no paramos con entrevistas, informes y videos de los famosos provida”, rememora Canale.
Las tomas aéreas, el ritmo narrativo, las imágenes cinematográficas y el profesionalismo de la filmación sorprendieron de inmediato y se transformaron en un sello distintivo de la productora, algo de lo cual Canale se muestra satisfecho, aunque señala que su aspiración sigue siendo mucho mayor.
“Aspiramos a más que eso. Queremos transformar la cultura a través del arte”, comenta.
Faro Films ha trabajado para otros grupos y asociaciones sin fines de lucro que tienen una visión común sobre las cosas y muchas veces comparten una misma inspiración religiosa.
“Una experiencia muy linda fue el video de la Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad que filmamos en 2019. También el cortometraje que nos encargó La Merced Vida ese mismo año sobre el Síndrome Post Aborto. Se llama No se olvida y queremos hacerlo público este año”, dice Canale.
“Pero también nos ha tocado tener que rechazar hace poco un trabajo importante por fomentar una visión muy sesgada de nuestra historia nacional”, señala.
El documental sobre la Guerra de las Malvinas es el primer largometraje de la productora, que tiene en carpeta otros trabajos de la misma especie y hasta la aspiración de incursionar en el cine de ficción.
“Siguiendo con la línea de malvinizar, soñamos con hacer una película de ficción de primera calidad sin escatimar recursos, que realce la figura de nuestros héroes. Algo que, hasta ahora, lamentablemente, no se pudo hacer. Pero para eso se necesita mucho dinero”, comenta. “También tenemos en mente hacer la película de otros patriotas argentinos como Enrique Shaw o el más desconocido Luis Piedrabuena”, concluye.
Fuente La Prensa