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Relato oficial de los hechos.
El 6 de febrero de 2023 Telefónica y STC anuncian un acuerdo estratégico para explorar oportunidades de negocio.
Ese mismo mes de febrero, STC encarga a un despacho británico de abogados con sede en Chamberí que articule legalmente la compra del 9,99% de Telefónica.
El 4 de julio, el Gobierno refuerza el escudo antiopas extranjeras y concreta que el umbral para obtener autorización gubernamental para comprar empresas proveedoras de servicios para las Fuerzas Armadas es del 5% y no del 10%. Telefónica es una de esas empresas.
El 1 de septiembre entra en vigor ese escudo, a pesar de haberse publicado en el BOE dos meses antes.
El 5 de septiembre, a las 8 de la tarde, STC se descuelga anunciando formalmente que ha adquirido un 4,99% de Telefónica en mercado y se ha asegurado un 5% adicional con derivados, que activará en cuanto el Gobierno lo autorice.
Moncloa (con un CNI a su servicio), Telefónica (con un ex CNI como jefe de Seguridad) y accionistas de referencia de la operadora como BBVA y Criteria/CaixaBank, que no son mancos, aseguran que la operación les toma por sorpresa. Todo el mundo se entera por la prensa. La teoría de la navaja de Ockham dice que la explicación más sencilla suele ser la correcta. A mí me parece complicadísimo que una operación de esa magnitud y calado se mantenga en secreto de la cúpula del Estado y de la altísima dirección de la empresa implicada. Pero complicadísimo.
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Fuente El Confidencial