El Gobierno concedió a Esquerra Republicana anunciar y fijar el relato sobre el pacto alcanzado para la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat. Lo hizo para dar aire a los dirigentes de ERC, que contenían en aliento por la reacción de sus bases al pacto. Hasta ahora, el Ejecutivo había sido muy prudente a la hora de valorar el contenido del acuerdo, pero esta tregua se rompió el miércoles con la intervención en el Congreso de la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Esquerra volvió a defender que el acuerdo está encaminado a “acabar con el expolio fiscal que sufre Cataluña”. Sin embargo, Montero ha asegurado que el acuerdo blinda una contribución significativa de Cataluña al sostenimiento del resto de comunidades autónomas. La vicepresidenta ha marcado el camino que seguirá el argumentario del Gobierno para los próximos meses: el acuerdo no le servirá a Cataluña para tener unos servicios públicos mejores que los del resto de España.
Nadie conoce dónde acabará esta negociación. Ni siquiera si llegará a algún puerto. Pero, hasta entonces, el Gobierno defenderá una interpretación que nada tiene que ver con la que ha realizado ERC hasta ahora. Este discurso pondrá a prueba los nervios de los dirigentes de ERC, ya cuestionados por el acuerdo, a medida que vayan pasando los meses sin que se produzcan avances reales.
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Javier Jorrín
La vicepresidenta fue muy clara en su discurso: “La Generalitat debe contribuir a la solidaridad con las comunidades autónomas”, pero añade un matiz clave: “No una solidaridad cualquiera, sino aquella que permita que los servicios prestados por los distintos gobiernos autonómicos a sus ciudadanos puedan alcanzar niveles similares”. Esto es, la transferencia que realice al resto de CCAA tiene que garantizar que los servicios públicos sean “homologables” en el resto del territorio.
Esta interpretación cambia drásticamente el discurso de ERC. La contribución de Cataluña seguirá siendo significativa y este cambio de financiación no le servirá a la CCAA para tener mejores servicios públicos que el resto del territorio.
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Nada tiene que ver la interpretación que hace Montero con la de ERC. Por ejemplo, para seguir con la sesión en la Cámara Alta, la senadora Sara Bailac aseguró que “hemos conseguido más soberanía fiscal para nuestro país porque queremos acabar con el déficit fiscal que nos lastra desde hace décadas. Porque se necesitan más recursos para invertirlos en los servicios públicos”.
Montero insistió en que el acuerdo no tiene nada que ver con los conciertos económicos del País Vasco y Navarra, sino que es un sistema que ahonda en el autogobierno. ERC presume de tener las llaves de la caja, pero ahora el Gobierno defiende que la caja se abre con contraseña. Que una cosa es recaudar y otra tener el control del destino de esos recursos.
“Necesitamos más recursos para invertirlos en los servicios públicos”
Comienza así una fase en la que ERC y PSOE intentarán convencer a su parroquia de que sus respectivas interpretaciones del acuerdo son las correctas. “¿De verdad se lo han leído?”, preguntó Montero a los senadores. Son dos visiones contrapuestas de un acuerdo que era deliberadamente ambiguo para permitir esta situación. Sin embargo, las dos posiciones no son simétricas, ya que es el Gobierno quien tiene la potestad para impulsar el acuerdo. O, al menos, para intentarlo.
ERC depende de los tiempos que se marque el PSOE mientras intenta sostener un discurso que nada tiene que ver con el del Ministerio de Hacienda. Y con Junts percutiendo en contra del acuerdo por no colmar las aspiraciones del concierto económico y el final del expolio fiscal. Una situación que pondrá a prueba la resistencia de los cuadros de ERC para aguantar las tensiones internas.
Fuente El Confidencial