Newark, Nueva Jersey, 28 de abril de 2025-Total News Agency-TNA- – A su regreso de Roma tras asistir al funeral del Papa Francisco, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender la polémica con explosivas declaraciones sobre la guerra en Ucrania. Durante una rueda de prensa improvisada en el aeropuerto de Newark, el mandatario aseguró que cree que Volodímir Zelenski estaría dispuesto a ceder Crimea a Rusia, una afirmación que contrasta con la posición oficial de Kiev, que sigue reclamando la recuperación total de sus territorios ocupados.
“Creo que sí”, respondió Trump de forma directa al ser consultado sobre si Zelenski estaría abierto a entregar la península anexionada por Moscú en 2014. Pero lejos de quedarse ahí, el presidente estadounidense volvió a cargar contra sus antecesores demócratas: “No me hablen a mí de Crimea, hablen con Biden y Obama”, dijo, señalando a los gobiernos de 2014 como responsables de lo que calificó como “la entrega” del territorio a Rusia.
Trump ya había hecho comentarios similares días antes en la Casa Blanca, acompañado por el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, y el exjefe de la OTAN, Jens Stoltenberg. “Crimea fue entregada durante la presidencia de un hombre llamado Barack Hussein Obama”, insistió. “No hubo una sola bala, simplemente se la entregaron. ¿Y ahora quieren recuperarla? Va a ser muy difícil”, sentenció.
Estas declaraciones no sólo reavivan la tensión en torno al conflicto ucraniano, sino que marcan un tono desafiante hacia la postura histórica de Estados Unidos y sus aliados europeos, que consideran la anexión de Crimea por parte de Rusia como una violación flagrante del derecho internacional.
Desde Kiev, las autoridades no han respondido aún oficialmente a los dichos de Trump, aunque en reiteradas ocasiones han asegurado que no negociarán la integridad territorial del país, incluyendo Crimea, Donetsk y Lugansk. Mientras tanto, el comentario del mandatario norteamericano circula rápidamente por medios internacionales y redes sociales, generando críticas, análisis y también aplausos en algunos sectores conservadores que piden una salida negociada al conflicto.
Trump, que busca la reelección en noviembre y ha prometido “poner fin a la guerra en 24 horas” si vuelve a asumir el cargo, refuerza así su discurso de ruptura con la política exterior tradicional estadounidense y se muestra como un líder dispuesto a tomar decisiones que otros prefieren evitar.