En lo formal, en la elección del último domingo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no se ponía mucho en juego. Tan solo se renovaba la mitad de la Legislatura porteña (30 bancas), tras la decisión de Jorge Macri de desdoblar los comicios con el objetivo de “porteñizar” la atención ciudadana. Pero la política argentina tiene una tendencia al dramatismo y, como sabemos, desde el plano simbólico es mucho lo que se alteró a partir de la votación del 18 de mayo.
La elección fue local, pero sus consecuencias son multidimensionales. En el plano estrictamente porteño, el resultado interrumpe 20 años de victorias consecutivas del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. El distrito que le dio nacimiento al macrismo es el que ahora lo dejó herido de muerte. Así como en su momento los votantes de la UCR abandonaron el partido para ir hacia el PRO, hoy la sociología macrista se está acercando a La Libertad Avanza. Con el magro 16% de los votos de Silvia Lospennato, la foto de hoy abre un gran interrogante sobre su capacidad para retener el bastión porteño en 2027.
El 30% de Manuel Adorni es una victoria inapelable de Javier Milei, que vio revalidada su estrategia de no pactar con el PRO y de medir sus fuerzas directamente ante el electorado porteño. CABA había sido en 2023 uno de los distritos más refractarios para La Libertad Avanza. Aunque se trató de una elección local, la victoria libertaria es una señal de expansión electoral y política insoslayable para el oficialismo nacional.
Para Leandro Santoro, el resultado tiene un sabor agridulce. El 27% que cosechó mejora la performance del peronismo en comparación con elecciones legislativas recientes en CABA (en 2021 la lista del PJ sacó 25% y en 2017, 21%). Sin embargo, con una oferta no peronista híper-fragmentada como la que hubo en las últimas elecciones, el segundo lugar de Ahora Buenos Aires deja la sensación de que se perdió una oportunidad única de alzarse con el triunfo. El desempeño de Santoro recuerda, además, las dificultades que tiene el peronismo en un distrito genéticamente anti-peronista.

¿El triunfo de Adorni sugiere indefectiblemente que LLA se alzará con la jefatura de gobierno en 2027? Nada está escrito en la política argentina, que suele estar marcada por la volatilidad y la sorpresa. Es cierto que el resultado del 18 de mayo lesiona fuertemente el poder simbólico y material del PRO en su distrito insignia. Pero tampoco está descontado que los libertarios puedan eventualmente acceder a la jefatura de gobierno porteño en dos años. ¿El apoyo en la Ciudad para Milei es el 20% que sacó en las PASO del 2023, es el 57% que sacó en el ballotage de ese año o es el 30% de Adorni? La política es más compleja que la aritmética y el tiempo dirá cuál la disposición real de los porteños a entregarle las llaves de la ciudad a los libertarios.
En el plano nacional, las elecciones traen cambios significativos. Para Milei, la victoria porteña tiene por lo menos tres impactos concretos. Primero, es un impulso para su proyecto nacional en el año electoral. El experimento porteño indica que la marca libertaria, cuando se encuentran los candidatos adecuados, funciona bien sin necesidad de hacer alianzas con otros espacios. Segundo, el resultado deja al Gobierno nacional en una posición de fortaleza inédita frente al PRO. Hasta el domingo, se especulaba sobre cómo sería una eventual negociación entre LLA y el PRO para integrar listas conjuntas en Buenos Aires en septiembre y a nivel nacional en octubre. Después del domingo, más que una negociación Mauricio Macri encarará una rendición incondicional. Y tercero, el triunfo porteño le ofrece al mercado una señal de confianza respecto al rumbo político. El apoyo electoral a Milei mejora el clima de inversión porque incrementa la probabilidad de avanzar con el proceso de reforma económica que espera el sector financiero.
Para el peronismo, el triunfo libertario en suelo porteño es un llamado de atención especial para el territorio bonaerense, la madre de todas las batallas. Si los libertarios rompieron el bastión inexpugnable del macrismo en CABA tras dos décadas de hegemonía, ¿por qué no podrían ganar en Buenos Aires? El PJ está ante un desafío doble: primero tiene que resolver las tensiones internas que atraviesan al sector de Cristina Kirchner y al de Axel Kicillof. Después, tendrá que articular una oferta electoral que sea atractiva para los votantes bonaerenses.
Por último, la elección del domingo abre un gran interrogante a futuro: ¿Estamos ante un nuevo ciclo de hegemonía política como el que vivió Alfonsín en los ´80, Menem en los ´90 y los Kirchner en los 2000? La tolerancia de la sociedad frente al ajuste que planteó el gobierno el año pasado, sumado algunos buenos resultados en el inicio del año electoral sugieren que sí. Sin embargo, hay un llamado importante de atención referido a la baja participación electoral. En las seis provincias en donde se votó este año se observa un aumento drástico del ausentismo en comparación a las elecciones precedentes. En CABA, la participación cayó 14 pp. en dos años. Solo uno de cada dos porteños se acercó a las urnas el último domingo. El mayor ausentismo está asociado a la resignación y la apatía que buena parte de la sociedad siente sobre la clase dirigente. Procesar esos sentimientos y energías negativas es uno de los grandes desafíos de la presidencia de Milei.
Fuente El Cronista