Washington, 22 de mayo de 2025 – Total News Agency-TNA--En una medida sin precedentes y con efecto inmediato, el gobierno de Donald Trump revocó la autorización a la Universidad de Harvard para inscribir estudiantes extranjeros, forzando a casi 6800 alumnos internacionales a abandonar Estados Unidos o buscar transferencia a otras instituciones. La decisión fue comunicada este jueves por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y profundiza la ofensiva del gobierno republicano contra el sistema universitario del país.
“Harvard ha perdido su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS) por incumplimiento de la ley”, sostuvo Noem en una carta oficial enviada al rector interino de la universidad, Alan Garber. El programa SEVIS es esencial para que las universidades estadounidenses puedan recibir estudiantes extranjeros, lo que deja a la emblemática institución académica fuera del circuito educativo internacional.
Según datos oficiales, los estudiantes internacionales representan el 27,2% del total de alumnos de Harvard. La medida afecta a un total estimado de 6780 personas que actualmente cursan estudios en ese campus, muchos de los cuales deberán abandonar el país en las próximas semanas para no incurrir en una violación de su estatus migratorio.
Acusaciones y contexto político
La medida no llega en un vacío. En redes sociales, Noem acusó a Harvard de “fomentar la violencia, el antisemitismo y de colaborar con el Partido Comunista Chino”, señalando además que la institución “ignoró múltiples advertencias del gobierno federal”.
De acuerdo con medios estadounidenses, el Departamento de Seguridad Nacional ya había exigido semanas atrás que la universidad entregara información sobre la participación de estudiantes extranjeros en manifestaciones y otras actividades en el campus. Aunque Harvard habría enviado algunos datos parciales, el gobierno consideró insuficiente la cooperación.
Esta decisión se suma a otras acciones recientes del Ejecutivo federal contra universidades a las que Trump ha acusado de permitir disturbios propalestinos y actos antisemitas tras las protestas de 2024. En ese marco, la administración también recortó más de 2.600 millones de dólares en subvenciones federales a centros de estudios superiores.
“Matricular a estudiantes internacionales no es un derecho, es un privilegio”, remarcó Noem al justificar la decisión. El propio Trump, en declaraciones recientes, describió a Harvard como una “institución radical, antisemita y una amenaza para la democracia estadounidense”.
Frente a esta escalada, la universidad ya había iniciado acciones legales contra el gobierno por presuntas injerencias en su autonomía académica y política de admisiones.
Ofensiva migratoria: impuestos a las remesas
En paralelo, y en un nuevo capítulo de su política de línea dura contra la inmigración, la Cámara de Representantes aprobó un megaproyecto de ley impulsado por la Casa Blanca que impone un impuesto del 3,5% a las remesas enviadas por trabajadores migrantes a sus países de origen.
Aunque la tasa fue reducida desde el 5% original, se espera que tenga un fuerte impacto sobre millones de migrantes latinoamericanos. Solo en 2024, las remesas a América Latina y el Caribe alcanzaron los 161.000 millones de dólares, con México como principal receptor, según el BID.
El embajador de México en Washington, Esteban Moctezuma, consideró “positivo” el ajuste a la baja del gravamen, pero reiteró su oposición por considerarlo una forma de “doble tributación”.
Las remesas constituyen una fuente esencial de ingresos en estados mexicanos como Chiapas y Guerrero, donde representan hasta el 16% del PBI. También son claves para las economías de países como Nicaragua, Honduras, El Salvador y Haití.
El proyecto presupuestario, que ahora deberá ser debatido en el Senado, forma parte del endurecimiento de las políticas migratorias que caracterizan la nueva etapa del gobierno Trump, en medio de una campaña electoral centrada en la seguridad nacional y el control de fronteras.