Buenos Aires, 25 de agosto de 2025 – Total News Agency-TNA-En la cúpula del Gobierno admiten preocupación: la defensa pública de Eduardo “Lule” Menem podría no ser suficiente para despejar el impacto político sobre Karina Milei, secretaria General de la Presidencia, en medio del escándalo por los audios que mencionan presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). La inquietud se agrava por un dato poco habitual: en casi 22 meses de gestión, el subsecretario de Gestión Institucional evitó exponerse y hoy debió romper ese bajo perfil para responder a las acusaciones.
Referentes oficialistas describen a Lule como el “monje negro” del dispositivo político que orbita alrededor de los hermanos Milei: operador de confianza, reservista de negociaciones y ejecutor de tareas discretas. Ese rol quedó a la intemperie cuando Diego Spagnuolo, ex titular de ANDIS, fue difundido en grabaciones donde se narran supuestas “comisiones” y se apunta a despachos de la Casa Rosada. La filtración, que sacudió la interna, lo puso a Lule en el centro de la escena.
En su primera intervención pública, Lule negó de plano cualquier participación en contrataciones del organismo y tildó el episodio de “burda operación política” atribuida al kirchnerismo. Su texto, difundido en redes, subrayó en tono enfático fórmulas como “jamás”, “ningún” y “ni” para rechazar vínculos con hechos de corrupción y para desligar tanto a Karina Milei como al Presidente. No obstante, evitó pronunciarse sobre la autenticidad de los audios, punto que —reconocen en el oficialismo— queda abierto a la verificación judicial.
La hipótesis del “topo” opositor convive con preguntas dentro y fuera del Congreso: si la maniobra proviniera del kirchnerismo, ¿por qué se desplazó “como primera reacción” a Spagnuolo y a Daniel María Garbellini (Acceso a la Salud de ANDIS)? ¿Qué responsabilidad cabe, entonces, a quienes debían prevenir y auditar procesos sensibles? La discusión reaviva, además, el interrogante sobre los Kovalivker (droguería Suizo Argentina), mencionados en la trama: su conducta durante los operativos y el resguardo de dispositivos electrónicos encendieron nuevas alarmas políticas y judiciales.
En el entorno de la Secretaría General admiten que la controversia “golpea de rebote” a Karina Milei y reconocen que la desmentida de Lule puede no alcanzar para blindarla del desgaste. Entre aliados se escuchan, incluso, voces que sugieren “dar un paso al costado” de manera preventiva, con el objetivo de descomprimir y preservar a la funcionaria mientras avanza la investigación, según informó hoy Antonio D’Eramo en Iprofesional.
:quality(85):max_bytes(102400)/https://assets.iprofesional.com/assets/jpg/2025/08/601843.jpg)
En paralelo, analistas señalan que el caso exhibe fisuras internas: Spagnuolo se habría acercado a Sandra Pettovello con advertencias sobre negocios en el área, lo que derivó en movimientos cruzados y fricciones de gabinete. Las grabaciones difundidas, que también aluden a Diana Mondino, alimentan la percepción de un oficialismo tensionado por disputas de poder y responsabilidades administrativas.
A esta hora, el tablero combina tres frentes:
- Comunicación política: el Gobierno intenta reinstalar la narrativa de “operación” electoral y cerrar filas detrás de Karina Milei.
- Ruta judicial: peritajes sobre los audios, trazabilidad de contrataciones y evolución patrimonial de los mencionados.
- Gestión de daños: monitoreo del impacto en la imagen presidencial y eventuales reordenamientos en la estructura política que rodea a la Secretaría General.
La Casa Rosada, consciente de que el caso escaló más allá del microclima de redes y streaming, apuesta a que las próximas decisiones judiciales —sobre autenticidad del material y responsabilidades— aporten definiciones. Mientras tanto, el “monje negro” dejó la sombra: su palabra ya quedó en el expediente público y su eficacia para contener el incendio, por ahora, está en discusión.