Córdoba, 10 de octubre de 2025 – Total News Agency – TNA.–A casi un siglo de su fundación, la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. A pesar del esfuerzo de ingenieros y técnicos que mantienen con vida al legendario IA-63 Pampa, la planta opera apenas al 30% de su capacidad productiva, acumula deudas superiores a los 20 millones de dólares con sus proveedores y enfrenta una gestión paralizada por decisiones administrativas erróneas y demoras políticas. Imagen: Julio MaNco Pte de FADEA
Paralización y freno interno
La situación se agravó luego de que el contrato plurianual firmado en junio para la modernización de seis aeronaves Pampa quedara suspendido tras la intervención de Katia Dupont, abogada del equipo de la Unidad Gabinete de Asesores encabezada por Luciana Carrasco, la funcionaria impuesta por el ministro de Defensa Luis Petri como su sucesora una vez que abandone la cartera para asumir como Diputado, en caso de ganar.
La revisión del expediente, justificada bajo el argumento de “ajustes legales”, detuvo durante meses un proyecto clave que hubiera permitido oxigenar las finanzas de la fábrica y evitar nuevas suspensiones rotativas de personal, recientemente extendidas hasta el 28 de noviembre. Fuentes internas atribuyen a Carrasco una estrategia de “congelar todo pedido de fondos o decisiones que impliquen riesgo político en la previa electoral”, lo que dejó a la planta prácticamente sin actividad.
Un salvataje que depende de México
El único proyecto con potencial de reactivación es el acuerdo de coproducción del Pampa con México, que permitiría adelantos financieros y la instalación de una línea de ensamblaje en territorio azteca. Sin embargo, la falta de definiciones desde el Ministerio de Defensa y las diferencias entre Petri y el secretario de Empresas del Estado, Diego Chaher, mantienen el programa en suspenso.
Chaher, que respalda el acuerdo, envió auditores a Córdoba para revisar la gestión y advirtió que la falta de coordinación entre ambos funcionarios pone en riesgo una inversión estratégica que podría vincular a FAdeA con el mercado aeroespacial mexicano, valuado en más de 11.200 millones de dólares y en expansión hacia Estados Unidos y Canadá.
Caída de ejecutivos y decisiones polémicas
La crisis también alcanzó al equipo directivo. El gerente comercial Pablo Salort presentó su renuncia mientras la oficina de Ética y Compliance, a cargo de Julia Enríquez, tramitaba una investigación interna. La vacante fue cubierta provisoriamente por el ingeniero Nicolás Topa, ex miembro del programa Pampa, cuya incorporación despertó polémica por antecedentes técnicos cuestionables.
En 2013, Topa avaló la instalación del asiento eyectable ruso Zvezda K-36 en reemplazo del modelo británico Martin Baker, decisión impulsada por gestiones kirchneristas y luego revertida por razones geopolíticas. De haberse concretado, el Pampa habría quedado inoperativo, como ocurrió con los helicópteros rusos MI-171E, hoy fuera de servicio por falta de repuestos debido a las sanciones internacionales a Moscú.
Una fábrica símbolo en declive
Con 98 años de historia, FAdeA fue emblema de la ingeniería argentina y llegó a desarrollar aeronaves de diseño propio con proyección regional. Hoy, sin embargo, depende de subsidios estatales para pagar sueldos y ve peligrar su sostenibilidad por la falta de políticas claras, los conflictos de gestión y el desinterés de sus autoridades.
Mientras el IA-63 Pampa III Block 2 continúa siendo el único proyecto con potencial de exportación, la empresa estatal se sostiene “a pulmón”, entre la burocracia interna, las presiones políticas y las decisiones desacertadas que podrían sellar su ocaso si no se retoman los programas de modernización.

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