Alberto S. Santos: Durante varios años fui alcalde de mi ciudad, pero durante ese tiempo pude escribir la mitad de mis novelas publicadas. Después volví al Derecho, porque hay un límite de tres períodos para los mandatos. La escritura en esos casos fue como abrir y cerrar cajones mentales. Se trata de encontrar tiempo para lo que tienes que hacer en tu profesión y el que dedicas al pensamiento crítico, a elaborar historias o investigar. Siento plenitud tanto en el plano de las cosas reales, porque las decisiones que tomo tienen efecto directo en la vida de las personas, como en el otro plano me importa seguir la vida de los personajes que imagino. Mis labores profesionales me hacen estar en contacto con la condición humana..
P.: ¿Eso lo llevó a enfrentar el fanatismo?
A..S.: Mis novelas de fondo interreligioso muestran el fanatismo en distintos momentos históricos. Si hay un dios único, que se ve culturalmente de modos distintos, no se terminan de entender los enfrentamientos humanos por temas religiosos a través de los siglos que llevan a conflictos territoriales, políticos, económicos. El fanatismo me lleva a desarrollar personajes narcisistas y con ansias por el poder.
P.: Lo intrigante lo atrae…
A.S.: Al escribir elijo el riesgo de entrar en cuestiones controversiales que creo son lo más interesante en la literatura. Busco sumar misterios, hechos y objetos intrigantes, que nos permitan observar el pasado con otra actitud. Yo no trato de dar soluciones sino ofrecer conflictos y arcanos, y que el lector saque sus propias conclusiones. En “Amantes de Buenos Aires” dos mujeres que se aman y tienen que huir por la intolerancia y la discriminación, en “La profecía de Estambul” está la violencia de la Inquisición y el misterio de la lanza de Longinos; en “El secreto de Compostela” no digo que en esa catedral esté la tumba de Prisciliano de Ávila y no la del apóstol Santiago, dejo el tema abierto a las inquietudes del lector. Lo más interesante de la novela histórica es que permite entretejer un hecho cuestionado o en ese momento polémico, con otros hechos u objetos que hoy mantienen su misterio o son vistos de otra forma.
P.: Todos sus libros llevan en el título nombres de ciudades.
A.S.: El único que no lo lleva es “El arte de cazar” pero es de cuentos fantásticos. Las novelas hablan de Bagdad, Estambul, la Córdoba de España, Compostela, Buenos Aires, que son ciudades con una magia especial, algo que merece ser contado al mundo, eso hizo que me sintiera llamado a mantener en el título el nombre de esas ciudades que encierran la historia que cuento. Por ejemplo, Bagdad no es la Bagdad actual sino la mítica Bagdad medieval, cuando era una ciudad más imponente y tenía los hombres más avanzados en ciencias, y un poder muy grande en el mundo. Lo que había ocurrido entonces me llevó a conocer ese tiempo y qué legado dejó, y por qué los musulmanes estuvieron al frente de la ciencia y después se apagaron, se encerraron, ¿qué pasó?
P.: ¿Qué piensa que lo convirtió en bestseller?
A. S.: Busco libros que tengan lectores. A medida que he ido agregando nuevas obras he sumado nuevos seguidores, y sobre todo seguidoras, de mis historias. Probablemente se deba a que los libros reúnen una historia de amor controversial, algo que se pueda aprender de nuestro pasado y misterios que lo siguen siendo.
P.: ¿Recuerda cuando se discutía si gana el Nobel Saramago o Lobo Antunes?
A. S.: Actualmente soy curador del Festival Literario “Escritaria”, que se realiza en Peñafiel. Es un festival de una semana dedicado a la vida de un escritor, su obra, en las letras, el cine y el teatro, y el legado que nos deja. Es como un premio Nobel portugués que se ofrece a un escritor portugués hacia el final de su vida. El segundo en venir fue Saramago que presentó el que sería su último libro, porque pocos meses después murió. El segundo fue Lobo Antunes. Un juego del destino. Ellos no se hablaban. La competencia entre ellos se volvió un mito literario portugués. Lobo Antunes esperó mucho el Nobel, acaso sigue con esa ilusión. Tienen formas distintas de abordar la escritura, y creo que Lobo Antunes también se lo merecería.
P.: ¿Qué está escribiendo ahora?
A.S.: Sobre una mujer portuguesa que tuvo un papel muy importante en la corte del imperio mogol, una europea kingmaker que hacía emperadores.