“No se nos puede responsabilizar a los gobernadores por lo sucedido en @DiputadosAR. Desde el inicio, se buscó garantizar la aprobación de la #LeyBases. Es momento de avanzar en las discusiones que los argentinos necesitan que saldemos”.
Tal fue el comentario de Alfredo Cornejo en sus redes sociales tras la acusación de La Libertad Avanza contra los gobernadores por la caída de la discusión de la Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados.
Si se lee con detenimiento, el gobernador de Mendoza deja una puerta abierta, para seguir negociando con el gobierno de Javier Milei. Cornejo no es tonto: mastica vidrio, pero no lo traga.
Necesita fondos frescos para avanzar en un año que promete ser recontra complicado, no solo por las paritarias, sino también por los indicadores económicos y financieros que en Mendoza son alarmantes.
Milei es un hueso duro de roer, dispuesto a “poner” la menor cantidad de dinero posible. Los gobernadores quieren que les coparticipen el impuesto al Cheque, que representa un 8% del total de la “torta” tributaria y que les compartan el impuesto PAIS, ahora potenciado por la suba de la alícuota para importaciones, que ya representa un 6%.
Pero el presidente no quiere. Porque compartir esos recursos con los mandatarios implicaría resignar fondos para la AFIP sin asegurarse de que en las provincias haya un esfuerzo fiscal ni tampoco una mínima asunción de “costo político” por haber apoyado la derogación de Ganancias.
Por eso, la gran pregunta del momento para Cornejo y demás gobernadores es: ¿Qué tan lejos está dispuesto Milei a llegar en su guerra fiscal con las provincias?
Se trata de una jugada de doble filo para el liberatrio. Primero, tendría que elegir entre ajustar a todas las provincias o elegir solamente a aquellas con las cuales tiene menor sintonía política.
Aun si Milei eligiera ese camino, tampoco hay garantía de que se librara del costo político de ese ajuste. Nadie lo sabe mejor que la propia Cristina Kirchner, que después de llevar al entonces gobernador Daniel Scioli a la asfixia financiera, se encontraba con que las encuestas la daban a ella como culpable de la situación de Buenos Aires y no a Scioli.
A juzgar por las primeras reacciones, lo que Milei está dispuesto a hacer es una competencia de resistencia con los gobernadores. Es decir, asumir su debilidad en el Congreso y someter a las provincias a una situación en la cual no cuenten con transferencias discrecionales, para ver quién “afloja” primero.
Según Ipfrofesional, la amenaza del Presidente, acerca de “dejarlos sin un peso” por la vía de cortar partidas presupuestales de las provincias a modo de compensación, equivale a $2 billones que, según estiman consultoras privadas, fue la cifra a la que ascendió la transferencia discrecional del Gobierno Nacional a los 24 distritos.
Se trata de dinero que desde la Casa Rosada se aprueba por fuera del sistema de coparticipación automática y que incluye partidas para una diversidad de finalidades, desde obra pública y vivienda hasta incentivo docente, pasando también por asistencia financiera para afrontar remuneraciones del personal.
¿Quién se perjudicaría más con un recorte drástico? El ranking 2023 de transferencias corrientes por habitante pone al tope del ranking a Santa Cruz, con $66.900 anuales, seguidos por La Rioja y Tierra del Fuego, que perciben $52.000 por persona. En el fondo de la tabla, quienes menos reciben esas transferencias son Córdoba y Mendoza, con $13.000. Vaya paradoja.
Fuente Mendoza Today