El reciente documental “Sheryl”, aun sin fecha de estreno para las plataformas digitales argentinas, es una crónica del dificil arte de ser estrella de rock en un contexto machista. Es que no todos los fans de Crow saben que la cantante hizo de todo en la industria musical, incluyendo ser la típica vocalista anónima para sesiones en estudio de Stevie Wonder o Michael Jackson, y que en realidad no era ninguna jovencita improvisada cuando metió en los charts el hit “All I Wanna Do” y logro hacerse un lugar de importancia en la escena del pop y el rock. Justamente lo interesante de las canciones de Sheryl Crow es su apego al rock americano de fines de los ’70, sin nunca a apelar a modas pasajeras como muchas artistas que se valieron del punk o el new wave para consolidar su popularidad. Asi como el documental avanza cronológicamente en la bio de esta rockera de ley, amiga de los Rolling Stones, este doble disco ordena sus grandes éxitos de un modo razonable y mas prolijo que creativo, de manera que ningún seguidor dejará de encontrar su canción favorita en el amplio repertorio de esta rubia talentosa.