Por Antonio D´Eramo
Mientras que el ministro de Defensa, Jorge Taiana, busca financiamiento para comprar aviones y submarinos, la Armada avisó que debe reducir su funcionamiento al mínimo.
La crisis presupuestaria de las Fuerzas Armadas se sostiene en el tiempo, en particular desde el período 2008-2022, pero, para el corto plazo, puede profundizarse la desfinanciación de un área clave del Estado Nacional.
El concepto de desfinanciamiento explica el hecho que se produce cuando se deja de financiar con dinero público un bien o un servicio.
Pues bien, a juzgar por lo que sucede en el área de la Defensa nacional es difícil imaginar una crisis más profunda.
El Presupuesto de Defensa es equivalente a menos de $3 por cada $100 de los destinados a la Administración Pública Nacional (APN) mientras que en el año 2009, era de $4,6 por cada $100. Hay que advertir que el Estado Nacional es el único que financia las erogaciones de Defensa a diferencia de áreas como las de Educación, Salud e incluso Seguridad que reciben financiamiento presupuestario de las administraciones provinciales y municipales.
Ahora bien, estos cálculos, no tienen en cuenta la creación del ex ministro de Defensa y actual titular de la AFI, Agustín Rossi, el Fondo Nacional Para la Defensa (FONDEF).
El ex viceministro de Defensa de Cambiemos, Walter Ceballos, explicó que “es un fondo con asignación específica, equipamiento para la defensa, que se actualiza en proporción a la recaudación de los proporcionales de los impuestos que lo componen”.
Los recursos del FONDEF se componen del 0,65% de los ingresos corrientes previstos en el Presupuesto Anual del Sector Público, suman cerca de 69.000 millones de pesos, y serán utilizados en la necesaria modernización del material de defensa que en algunos casos de las Fuerzas Armadas se encuentran totalmente obsoletos.
Por ejemplo, existe unanimidad de coincidencias entre los analistas militares, en la necesidad de contar con aviones de combate. La Fuerza Aérea necesita incorporar aviones de caza si pretende defender la soberanía en el espacio aéreo de nuestra Nación.
Y, desde luego, el FONDEF es la herramienta financiera principal que posee el titular de la cartera de Defensa, Jorge Taiana para complacer los planes del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. elaborados bajo la dirección del teniente general, Juan Martín Paleo.
En la exposición que se desarrolló a fines de marzo para inaugurar el ciclo académico 2022 de la Escuela Superior de Guerra Conjunta que encabezó el ministro del área, Jorge Taiana, quedó claro que se avanza en un plan para fortalecer la presencia militar en Tierra del Fuego que permitirá unir a la provincia más austral con el continente blanco. Podría pensarse como una especie de puente con la Antártida Argentina, que estará situado a pocos kilómetros de la guarnición usurpadora británica apostada en las Islas Malvinas.
En ese contexto, Tierra del Fuego y su ciudad principal Ushuaia, se prepara para recibir aviones de combate. Cazas que la Fuerza Aérea ya no tiene desde que decidió “jubilar” los Mirages franceses con más de cuatro décadas de servicio.
Para realizar los planes del teniente general Paleo en el sur de nuestro país se necesitan submarinos, arma principal de la Armada y cazas armados con misiles que permitan una defensa efectiva del territorio ante una eventual agresión.
En ese marco de adquisiciones de material bélico el dinero del FONDEF no alcanza y Taiana, los agregados militares de las embajadas y algunos almirantes, brigadieres y generales, visitan los principales astilleros europeos y sedes de compañías aeronáuticas buscando la mejor financiación de parte de los constructores de naves.
La Argentina vulnerable
Mientras se intenta reequipar a las fuerzas armadas y darle sustancia a las ideas del teniente general Paleo la realidad diaria del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina es de enorme preocupación.
La Armada comunicó oficialmente que debe reducir su funcionamiento a la mínima expresión por el recorte presupuestario del sector y de esa manera no logrará cumplir sus funciones básicas a partir del 1ª de septiembre y por los próximos dos meses.
Un comunicado interno de una base en el sur de la provincia de Buenos Aires publicado por el diario El Litoral señala que “…durante 60 días, habrá reacomodamientos de horarios, reducción del sistema de guardias, implementación de trabajo remoto y utilización de videoconferencias” para estirar el escaso presupuesto.
Un presupuesto que dos analistas militares, Jorge Alberto Martino y Luis Norberto Martínez Reumann, explicaron en un extenso artículo en la publicación especializada www.zona-militar.com
Nunca se cumplió con la pauta presupuestaria diseñada en el año 2010, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, de lograr para el año 2020, una “inversión en Defensa del 1,5% del PBI y mantenerla hasta el año 2040”.
El gasto devengado en el área de Defensa según el porcentaje de participación del Producto Bruto Interno (PBI), el valor monetario total de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país durante un año, fue de 0,72% en 2021; de 0,76% en 2020 y de 0,74% en 2019.
Un porcentaje que difícilmente se eleve durante el corriente ejercicio presupuestario, aun sumando los recursos del FONDEF, que sólo pueden utilizarse para reequipamiento.
Una cifra porcentual muy por debajo de lo pautado en el año 2010 bajo la supervisión de la entonces Presidenta Cristina Fernández que había expresado al presentar el Libro Blanco de la Defensa, “El Sistema de Defensa Nacional, al igual que otras áreas estratégicas de la Nación, fue soslayado durante la década de 1990 en el marco de un proceso de reforma del Estado que presuponía que toda erogación pública era inherentemente ineficiente y no podía constituir forma alguna de inversión: ya sea productiva, tecnológica o inclusive social”.
“Esto implicó para el sector de la defensa una creciente distorsión entre su organización y despliegue, y el presupuesto asignado para su sostenimiento. Era propio de esta lógica falazmente economicista la ausencia de un efectivo gobierno de LA POLÍTICA DE DEFENSA”.
Doce años después los funcionarios de la administración del Frente de Todos recurren a ingeniosas variaciones lingüísticas para no hablar de ajuste presupuestario.
Fuente NA