Londres, 25 de abril de 2025-Total News Agency-TNA- La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha reunido esta semana a más de sesenta líderes políticos y representantes del sector energético en Londres para la Cumbre sobre el Futuro de la Seguridad Energética, un evento que busca redefinir las estrategias globales en un contexto marcado por la creciente dependencia de la electricidad y los desafíos geopolíticos actuales. La cumbre se convoca en un momento crítico, donde la guerra en Ucrania ha evidenciado la fragilidad de las infraestructuras energéticas y la urgente necesidad de Europa de replantear su seguridad energética.
El conflicto en Ucrania no solo ha sido un aviso severo sobre la dependencia del continente de fuentes de energía externas, sino que también ha puesto de manifiesto vulnerabilidades operativas, como lo ilustra el fallo inesperado de una subestación eléctrica en Londres. Este incidente paralizó durante un día completo el aeropuerto de Heathrow, uno de los de mayor tráfico en el mundo, generando un caos que tardó semanas en ser solucionado. Este tipo de eventos subraya la necesidad de una revisión profunda de la infraestructura eléctrica y la seguridad asociada.
En este contexto, la AIE, que fue establecida en 1973 en respuesta a la crisis del petróleo provocada por el embargo de la OPEP, ha instado a los gobiernos a convertir “la seguridad eléctrica en una prioridad estratégica de la política”. Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, compartió con los asistentes las “tres reglas de oro” para lograr la seguridad energética:
Diversificación: Es esencial diversificar tanto las fuentes de energía como los países de los que se importa. Birol enfatizó que las circunstancias geopolíticas pueden cambiar rápidamente, lo que hace que la diversificación sea crucial para mitigar riesgos.
Predictibilidad: El sector energético, que requiere inversiones masivas y compromisos a largo plazo, no puede estar sujeto a la continua alteración de las reglas del juego. La predictibilidad es fundamental para fomentar un entorno favorable a la inversión.
Cooperación: “Ningún país es una isla energética”, subrayó Birol, destacando la importancia de la colaboración internacional para abordar los desafíos comunes en la seguridad energética.
La ministra española de Transición Ecológica, Sara Aagesen, también participó activamente en la cumbre, defendiendo la necesidad de cooperación internacional y presentando a España como un modelo de éxito en la transición hacia energías renovables. Aagesen afirmó: “Esta cumbre es fundamental porque pone de manifiesto que el multilateralismo sigue completamente vivo. Hoy, España viene a contar su experiencia como superpotencia en renovables, un país que ha demostrado que es posible combinar sostenibilidad, seguridad y competitividad”.
Desde 2010, la demanda de energía eléctrica ha crecido el doble que la demanda global de energía total, impulsada por el auge de vehículos eléctricos, centros de datos y sistemas de inteligencia artificial, que requieren un suministro eléctrico constante y fiable. La AIE ha señalado que la mayoría del incremento en el suministro de energía en los últimos años proviene de fuentes renovables, como la eólica y la solar, que están reemplazando gradualmente a las fuentes tradicionales como la nuclear, las hidroeléctricas y las plantas de carbón.
Sin embargo, la AIE advierte que el aumento constante de la demanda de electricidad generará tensiones en un sistema que depende de condiciones climáticas variables. “Desafíos sistémicos surgirán a la hora de equilibrar redes con predominancia de energías renovables, especialmente durante periodos prolongados de baja generación”, señala el documento preparatorio de la cumbre. Esto sugiere que la batalla por el acceso al suministro eléctrico se intensificará en momentos de escasez.
Ignacio Sánchez Galán, presidente ejecutivo de Iberdrola, una de las empresas patrocinadoras oficiales de la cumbre, enfatizó que “la electrificación es hoy imparable, y eso supone que ha pasado a ser un asunto de seguridad nacional”. Galán hizo hincapié en la necesidad de invertir significativamente en redes de transmisión y distribución para satisfacer la demanda de nuevos actores económicos, como los vehículos eléctricos y los centros de datos. “Para movilizar toda esta gran inversión, necesitamos un marco regulatorio previsible. Un marco inestable supone mayor costo y resulta poco atractivo para la inversión de capital”, añadió.
La AIE y los delegados presentes en la cumbre están decididos a que el mundo no repita los errores del pasado. “El petróleo y el gas seguirán desempeñando un papel importante en el sistema energético global de los años venideros, pero la inversión en energía limpia ya no es solo un imperativo climático, sino un imperativo urgente de seguridad nacional”, afirmaron el ministro británico de Seguridad Energética, Ed Miliband, y el director ejecutivo de la AIE en una tribuna conjunta publicada por la revista New Statesman, horas antes del inicio del encuentro.
La cumbre de Londres se presenta, por tanto, como un momento clave para establecer nuevas prioridades y enfoques en la política energética global, en un mundo donde la electricidad se ha convertido en el nuevo petróleo.